El científico James Watson, codescubridor del ADN, en una imagen del 2004. :: MARKUS SCHREIBE / AP
Sociedad

Un premio Nobel arremete contra las líneas maestras de investigación sobre el cáncer

El padre del ADN James Watson critica el uso de antioxidantes para los enfermos con metástasis y pide a los científicos un cambio

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James Watson siempre ha ido acompañado a lo largo de su vida por dos palabras: ADN y polémica. Con la primera consiguió el premio Nobel de Medicina en 1962 junto a Francis Crick por descubrir su doble hélice en 1953. Y la segunda, porque este científico nacido en Chicago hace 84 años no se suele morder la lengua. Hace un lustro puso en duda que los negros tuvieran la misma inteligencia que el hombre blanco, unas polémicas declaraciones que posteriormente retiró pero que le costaron perder su puesto de dirección administrativa en el laboratorio neoyorquino Cold Spring Harbor, donde trabajó en las últimas décadas.

Pero el abandono obligado de la primera línea de la gestión del laboratorio no ha impedido que uno de los científicos más importantes del mundo haya decidido sacudir los cimientos de las investigaciones centradas en la lucha contra el cáncer. Watson plantea darle la vuelta a todo este tipo de líneas científicas desde la raíz. «No tenemos ningún general que lidere nuestra guerra contra el cáncer», asegura el investigador en un artículo publicado en la revista 'Open Biology', donde lanza una nueva hipótesis sobre la cura de los cánceres en sus estados más avanzados. «Ha llegado el momento de preguntarse seriamente si es más probable que el uso de antioxidantes cause cáncer más que impedirlo», afirmó el científico mientras, por otro lado, se presentaba un optimista informe estadounidense de la lucha contra el cáncer, que destacaba los progresos médicos.

Watson desarrolla gran parte de esta nueva hipótesis, su trabajo «más importante desde la doble hélice», en el artículo. La base de sus pesquisas se centra en eliminar la creencia de que los antioxidantes, como las frutas, ayudan en el trabajo de la quimioterapia y la radioterapia que se dan a los enfermos. Una idea lanzada por el biólogo americano que no fue rebatida por otros médicos debido a que este campo de investigación todavía está en ciernes y por la credibilidad de un premio Nobel. Watson especula con la necesidad de trabajar e investigar con las especies reactivas de oxígeno (ROS, en sus siglas en inglés), el eje de su teoría, a las que califica de «una fuerza positiva para toda la vida».

Pero en los tratamientos que se dan a los enfermos de cáncer la situación de estas ROS se complica. La radioterapia y la quimioterapia cumplen su función y matan a muchas células cancerígenas, que también sueltan radicales de oxígeno o ROS que fomentan el 'suicidio' de otras células. En este campo, los antioxidantes dificultan el proceso de la quimio, según Watson. «Todo el mundo pensaba que los antioxidantes eran geniales. Pero yo digo que pueden impedir la muerte de células cancerígenas», afirma con rotundidad.

El objetivo del científico es cambiar de forma radical los planteamientos actuales de investigación y de tratamiento y que se ataquen las características comunes de todas las células cancerígenas, especialmente las que causan metástasis. «A menos que podamos encontrar la manera de reducir los niveles de antioxidantes, la última etapa del cáncer, en el periodo de los próximos diez años, será tan incurable como lo es hoy», apunta el investigador en el artículo, donde ha puesto en solfa las actuales líneas maestras.

«Aunque la mortalidad de muchos tipos de cáncer ha ido disminuyendo (sobre todo las leucemias), la estadística más importante puede ser que los cánceres epiteliales (carcinomas) y los sarcomas siguen siendo en gran medida incurables», afirma este científico, que criticó también el «conservadurismo» de los investigadores más jóvenes y de las instituciones que gastan su dinero en medicamentos que ahora mismo son menos necesarios que otros.

En este sentido, el premio Nobel de Medicina solicitó un calendario mucho más rápido para el desarrollo de drogas antimetástasicas que puedan emplearse de forma eficaz en la lucha contra el cáncer.