Sociedad

Los Miserables o el fenómeno que Víctor Hugo no imaginó

El musical en que se basa el nuevo fenómeno cinematográfico de la temporada lleva 28 años en cartel

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En la omnipresente campaña promocional que rodea el estreno de 'Los Miserables', una de las apuestas de Hollywood de este año que termina, el nombre de Víctor Hugo, autor de la novela de la que parte la historia, aparece casi de soslayo, mucho después de la leyenda que anuncia que se trata de «la adaptación del musical que han visto más de 60 millones de personas». En efecto, la fuente original de la historia -clásico fundamental del romanticismo francés- ha quedado un tanto relegada bajo el neón del musical más exitoso de la historia del género, que se estrenó hace ahora 28 años en Londres. El asunto ha sido revestido de acontecimiento planetario: no en balde se trata del musical que acumula la mayor cantidad de récords. Pasen y vean.

Para aquellos que no estén familiarizados con 'Los Miserables' (el musical) hay que mencionar un nombre clave: el de un británico que 'The New York Times' ha descrito como el productor de teatro más poderoso del mundo, uno de los responsables de que los musicales se hayan convertido en uno de los más grandes y lucrativos espectáculos de la globalización. Hablamos de Cameron Mackintosh, quien a principios de los ochenta ya había convertido 'Cats' en un fenómeno de masas. Cuando escuchó por primera vez el álbum que los franceses Claude-Michel Schönberg y Alain Boublil's habían compuesto en 1978 basándose en la novela original de Víctor Hugo y que en 1980 había sido representada en París, Mackintosh, con un olfato endiablado, acabó por convencerse del potencial de la obra para el mundo anglosajón.

'Los Miserables' se estrenó por primera vez en el Barbican Theatre, el 8 de octubre de 1985; de ahí pasó al Palace Theatre el 4 de diciembre de 1985 y al cabo de 19 años, el 3 de abril de 2004, se trasladó al que es su teatro oficial desde entonces, el Queen's Theatre. Cuando la obra celebró su vigésimo primer aniversario en Londres, se convirtió en el musical que más tiempo había estado en cartel en el mundo entero, superando a 'Cats' en el West End londinense. En enero de 2010, la producción del West End batió otro récord al llegar a las diez mil funciones. La obra ha sido representada en 42 países y en 21 idiomas.

Quizás no haya una canción tan icónica en este musical como el lamento melodramático de 'I dreamed I dream', que canta el personaje de Fantine en el primer acto. Interpretada por actrices como Patti Lupone o Ruthie Renshall -en la película la canta Anne Hathaway, que tiene serias opciones de llevarse el Globo de Oro y el Oscar a mejor actriz de reparto- se ha convertido en uno de los hitos del género musical. La canción tuvo un 'revival' sonado en 2009 cuando Susan Boyle -concursante desempleada de la versión inglesa de 'Operación Triunfo' que se transformó gracias a las artes de los medios en una suerte de Cenicienta del siglo XXI- la convirtió otra vez en un fenómeno de ventas.

Gran Vía

En España, 'Los Miserables' llegó al Teatro Nuevo Apolo en 1992, en una adaptación a cargo de José Tamayo y Plácido Domingo. Eran tiempos en que el género no estaba asentado en nuestro país, y en que la Gran Vía estaba lejos de ser un combinado entre una imitación de Broadway y un monopolio de Inditex. Aquello es visto hoy como la semilla de la burbuja del musical español de los últimos diez años.

Poco después de que el musical llegara a Broadway en 1987 y de que acaparara ocho premios Tony, Hollywood se hizo con los derechos de la adaptación del musical, pero la producción no prosperó y los derechos caducaron, volviendo de esta manera a las manos del todopoderoso Mackintosh, que decidió emprender el penúltimo giro lucrativo con el musical: hacer de la película una ópera filmada con estrellas de Hollywood y con un director británico en alza: Tom Hopper ('El discurso del rey'). El propio director estima que «'Los Miserables' es el gran himno de los desposeídos, tiene ese mensaje de que podemos levantarnos unidos para mejorar las cosas, y creo que hay algo inspirador en ello precisamente en el momento que estamos viviendo». Lo cierto es que las revueltas parisinas de 1832 nunca fueron tan populares. Ya saben, el pueblo unido jamás será vencido, sobre todo si tiene detrás una producción apabullante.