Una guardia de boy scouts saluda durante el funeral por Benjamin Wheeler, una de las víctimas del tiroteo. :: ERIC THAYER/ REUTERS
MUNDO

Ofensiva para armar a los maestros

Responsables de educación y políticos de siete Estados de EE UU se resisten al control que impulsa Barack Obama

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La idea de armar a los maestros como antídoto contra los asesinatos masivos al estilo del cometido por Adam Lanza en la escuela de Primaria de Sandy Hook sonó al principio como una ocurrencia desproporcionada del gobernador de Texas, Rick Perry. Lejos de eso, las palabras del líder conservador al calor de la masacre de 20 niños y 7 adultos han sido abrazadas en las últimas horas por políticos y responsables educativos a lo largo de siete Estados. Esa es la mejor vía, entienden sus defensores, para repeler futuros ataques. «La gente que comete estos horribles actos son demonios, pero no están locos», declaró el inspector jefe de un distrito escolar en Texas para justificar que un número no especificado de maestros acuda a clase con una pistola oculta en su cartera.

Florida, Minnesota, Oklahoma, Oregón, Dakota del Sur, Tennessee y Michigan se cuentan entre los Estados con leyes más laxas en la posesión de armas de fuego contagiados por la idea. De avanzar la filosofía imperante en Texas, unas pequeñas modificaciones legales bastarían para que los profesores pudieran entrar armados a clase.

La situación ilustra la fuerte resistencia a cualquier plan nacional que contemple un mayor control de las armas de fuego como el lanzado por Barack Obama el martes. El vicepresidente, Joe Biden, presidió ayer la primera reunión del equipo interministerial encargado de elaborar en cuatro semanas una amplia propuesta donde, además de poner límites a la venta de ciertas armas, se afrontarán las deficiencias del sistema de salud mental. «Es necesario que tomemos medidas, aunque solo logremos salvar una vida», señaló Biden poco antes de la primera sesión de trabajo, en la que participaron el fiscal general, Eric Holder; el secretario de Educación, Arne Duncan; la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, y la titular de Salud, Kathleen Sebelius.

Las historia muestra que las mayores movilizaciones de gobiernos en Washington para abordar cambios legales en el asunto de las armas han coincidido con la matanza de niños pequeños. El asesinato de cinco menores entre 6 y 9 años en un colegio de California en 1989 a manos de un joven problemático desencadenó una ofensiva política que se saldó con la prohibición de armas de asalto como la utilizada por Lanza. El hito no se logró hasta cinco años más tarde, con Bill Clinton en la Casa Blanca. El hecho de que el debate sobre estos sofisticados fusiles vuelva a estar sobre la mesa tiene una explicación simple: los grupos de presión de la industria colaron entonces varias medidas que facilitaron la extinción de la ley en 2004.

Rifles y cargadores

El horror de Newtown ha propiciado que la Asociación Nacional del Rifle y los numerosos grupos que aglutina bajo su manto no hayan lanzado todavía las agresivas campañas a que acostumbran. Esa discreción puede terminar con la rueda de prensa prevista para hoy en la que, con mucha probabilidad, volverá a echar mano de su tradicional retórica contra cualquier restricción a la venta de armas.

Algunas señales en el mundo empresarial muestran que no todo va a seguir igual después de Newtown. Entre las más llamativas sobresale la decisión del fondo de inversiones Cerberus, que, inmediatamente después de la tragedia, vendió las acciones que poseía del fabricante del fusil utilizado por Adam Lanza. «La tragedia de Sandy Hook ha sido un punto de inflexión que ha intensificado el debate sobre el control de armas a un nivel sin precedentes», dijo el grupo financiero para justificar su postura.

El clima de cambio no parece que vaya a dar frutos inmediatos. Por si acaso, los que no saben vivir sin la compañía de un arma se han movilizado masivamente estos días para hacerse con ese último modelo de rifle y suficientes cargadores de munición como para resistir una guerra. Los precios de las balas han aumentado en eBay mientras una legión de compradores ha vaciado las estanterías de los grandes almacenes Wal-Mart de los modelos de pistolas más populares.