Felipe Benítez Reyes escribirá una novela ambientada en Cádiz.
Sociedad

Felipe Benítez Reyes: «El escritor, como tal, no tiene ningún espejo en el que reflejarse»

El roteño ha vuelto a la arena editorial con el poemario 'Las identidades', un libro de búsqueda personal y denuncia de la realidad

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Confiesa que, en esencia, escribe para entenderse a sí mismo. Aunque duda de que lo consiga. A sus cincuenta y pocos, Felipe Benítez Reyes (Rota, 1961) da muy pocas cosas por seguras. En su búsqueda constante, el poeta novelista, ensayista y cuentista ha reunido el libro de poemas 'Las identidades' (Visor, 2012). En la obra, que ya puede encontrarse en las librerías gaditanas, el roteño atiende, además de a su intimidad, al conjunto de la sociedad. El escritor gaditano asegura que lo próximo que publicará será una novela -pendiente desde hace años- ambientada en el Cádiz de 1980.

-¿Qué diferencia 'Las identidades' de su anterior poemario?

-No puedo estar seguro. Uno tiene la impresión melancólica de estar escribiendo siempre lo mismo y, a la vez, alimentando la impresión optimista de que está escribiendo algo nuevo. Lo cierto es que, a partir de determinadas épocas, hay que procurar no caer en la repetición de fórmulas. Si no logra uno modular unas variaciones significativas sobre sus códigos estilísticos o temáticos habituales, lo más prudente es callarse.

-Ha pasado mucho tiempo desde el anterior, ¿cómo acometió la obra?

-En mi caso, los libros de poemas no parten de un proyecto definido. Se trataría más bien de una especie de organismo que va creciendo y armonizándose a lo largo de varios años. Escribo poemas y voy guardándolos en una carpeta. Cuando veo que hay muchos, comienzo a ordenarlos. A partir de esa ordenación, voy dándole forma al conjunto, rechazando cosas y añadiendo otras piezas. Y luego, no sabe uno cómo, el libro está hecho.

-Ha declarado que es un poemario de contrastes, ¿se refiere solo a la temática o también al estilo?

-A ambos aspectos. Hay diversidad de registros y de temas. El libro está dividido en tres partes. La primera es más especulativa, centrada en algunas hipótesis sobre la identidad, sobre el ser. La segunda parte recurre a asuntos más concretos, con poemas incluso de contenido político: uno dedicado a las víctimas de las pateras, otro sobre el poder del dinero, otro sobre la familia real, otro sobre la venta de armamento. La tercera es la sección más celebratoria, por decirlo de algún modo.

-Hace unas semanas, en la presentación del libro de Luis García Montero, dijo que el personaje contaba su historia para entenderse a sí mismo. ¿Es ese el motivo de su escritura?

-Ese sería al menos el propósito, aunque no estoy seguro de que sea el resultado. Pero, en esencia, sí. La poesía es, o al menos puede ser, una forma de pensar, y el pensamiento interpreta, y la interpretación de algo suele conducir al entendimiento de ese algo, creo.

-Aboga por una literatura entretenida, entre otras cosas, pero, ¿cómo se consigue ese enganche en un género como la poesía?

-Entretenida en un sentido amplio, sin el matiz frívolo que pueda sugerir el entretenimiento. En una novela pueden entretenerte las peripecias del protagonista. En un poema pueden entretenerte los trucos metafóricos o el desarrollo más o menos metafísico de una idea.

-A periodistas y críticos nos encanta definir obras y autores pero, en este 2012 y con medio siglo de vida, ¿cómo definiría Felipe Benítez Reyes su trayectoria?

-Me temo que soy el menos indicado para eso. El escritor, como tal escritor, no tiene ningún espejo en que reflejarse, igual que les pasa a los vampiros, al menos a los vampiros de antes, porque los vampiros modernos creo que ya van incluso al instituto en horario diurno.

-El primer poema de 'Las identidades' es una 'inacción de gracias'...

-Es una especie de conjuro contra la adversidad. Un cruzar los dedos.

-Habla de un nuevo proyecto, ¿es la novela fantasmagórica de Cádiz de la que habló hace años?

-Exacto. Es una novela ambientada en el Cádiz de 1980. Creo que no volveré a escribir una novela ambientada en nuestros días. El teléfono móvil ha fastidiado la mayoría de las intrigas novelescas. Ha cambiado de manera radical los artificios propios de la novela: ya no puede haber desencuentros fatídicos, avisos urgentes que no llegan, cartas que se pierden, personajes ilocalizables.

-Con todo lo que está pasando en nuestra sociedad, ¿siente ahora más impulsos de escribir o hablar sobre ello o se muerde la lengua?

-Lo normal es contarlo, con el mayor grado de sensatez que uno pueda. Si te muerdes demasiado la lengua acabas haciéndote daño a ti mismo.