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Casado con la tímida hija del superintendente

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«En la academia militar de West Point éramos 4.000 tipos solitarios y la única chica era la hija del superintendente. David (Petraeus) consiguió conquistarla», recordaba Conrad Crane, compañero de armas del dimitido director de la CIA. En los últimos días, y a medida que se destapaba la vida de su todavía marido, la menuda y tímida Holly probablemente se habrá arrepentido de aceptar aquella cita a ciegas en la que, hace casi 40 años, se quedó prendada del infiel general.

El viernes, pocas horas antes de que Petraeus publicase su renuncia, Holly escribió un artículo de homenaje a los soldados de Estados Unidos y sus familias en el blog de la Oficina de Protección Financiera para el Consumidor. Era consciente de todo lo que se le venía encima y sabía que no podía esperar hasta ayer, cuando se celebró el Día del Veterano. La todavía señora Petraeus ha «hecho mucho para ayudar a las familias de los militares desde su puesto», admitió Barack Obama tras la dimisión del director de la Agencia. Con 23 traslados en 36 años, el matrimonio decía en bromas que cuando el general estaba destinado en Afganistán solo se veían por televisión.