bicentenario

Académicos de la RAE debaten en Cádiz sobre 'nación' y 'bienestar'

La Real Academia celebra una sesión en el Oratorio de San Felipe Neri para celebrar el Bicentenario

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La Real Academia Española quiso celebrar ayer una sesión extraordinaria en el Oratorio de San Felipe Neri como homenaje a la Carta Magna que cumple ahora doscientos años. «Esta es nuestra aportación a la celebración del Bicentenario y a la creación de un texto tan importante como es el de la Constitución de Cádiz. Hemos venido aquí a propuesta de Arturo Pérez-Reverte, gran conocedor de esta ciudad y de su historia». Así presentó ayer por la tarde el director de la Academia, José Manuel Blecua, la reunión ante los más de 250 de gaditanos que completaron el aforo del Oratorio, a pesar de que al inicio de la misma caía una fuerte tormenta en la ciudad.

Además de la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, de otros representantes municipales, de parte del almirantazgo, y de otras personalidades de la sociedad gaditana había una buena representación de la comunidad universitaria, encabezada por el rector, Eduardo González Mazo. A pesar de que la sesión fue lo más didáctica posible, y de que Blecua aligeró los puntos más farragosos como el de las 'papeletas', por el que se discuten, «a veces durante semanas», las diferentes acepciones de una palabra, resultó aún un acto bastante protocolario. Como detalle, cada encuentro de los académicos comienza y termina con rezos en latín, tal y como se hacía en 1713. Blecua arrancó su discurso describiendo algunos aspectos del lenguaje utilizado en la Constitución de 1812 como el origen francés de la mayoría de los neologismos, o la vuelta al código gótico, entre otros aspectos. Y destacó que el lenguaje utilizado en este texto es «breve, claro y conciso, con algunos leísmos que lo estropean un poco».

Se aligeró el orden del día para centrarse en los breves discursos relacionados con la Academia y la Constitución de Cádiz. El de Álvarez de Miranda, 'La Constitución de Cádiz', unió historia con actualidad al tratar sobre el término 'bienestar' y, en menor medida, sobre 'nación'. El académico se centró en el artículo 13 de la Constitución de 1812 que dice: «El objeto del gobierno es la felicidad de la nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen». Álvarez de Miranda sentenció que así se resumió un «anhelo de la Ilustración; el estado del bienestar, hoy en crisis». Aunque el término 'bienestar' ya aparece en el diccionario de Corominas y tiene mucho uso en el siglo XVIII, también aparece en El Quijote, como lenguaje de fórmula para «preguntar por el estado del corresponsal, por su salud y 'bienestar'».

Más adelante en el siglo XIX, esta palabra abandona el ámbito privado para extenderse a lo público, a lo social o general. Y el uso de 'confort' implica entonces un retorno a lo privado. «Aunque este último término parece hoy anticuado», según el académico, quien explicó que en la misma jornada en la que se discutió el artículo 13 de la Constitución en 1812, Llamas abrió un debate sobre el término 'nación' diciendo que «se necesita fijar el idioma para que nos entendamos». Pero Álvarez de Miranda sentenció doscientos años más tarde, en el Oratorio, que «como sabemos, las lenguas tienen vida propia, no pueden ser objeto de legislación. La lengua es polisémica, lo que provoca el milagro cotidiano de que nos entendamos».

Por otra parte, la historiadora y académica Carmen Iglesias, en su discurso 'La Constitución de Cádiz' alertó sobre los vacíos de poder que se producen en diferentes épocas de la historia, «porque cada vez que se da una situación de este tipo, los más osados y menos escrupulosos se hacen con él». José María Merino recordó a través de 'Académicos en Cádiz' a los seis diputados de las Cortes de Cádiz que eran miembros de la RAE o que lo fueron con posterioridad, contando algunos detalles sobre Antonio Porcel Ruiz Fernández Ballesteros, Joaquín Lorenzo Villanueva, José de Vargas Ponce, Diego Clemencín y Viñas, de Francisco de Paula Martínez de la Rosa y Juan Nicasio Gallego. Por último, Arturo Pérez-Reverte relató cómo Cádiz se erigió como «un barco de piedra y murallas anclado en el mar. Inexpugnable. Refugio de patriotas, puerta abierta con América, protegida por la escuadra de los aliados británicos, una burguesía comerciante con dinero y cultura, magníficos artilleros e ingenieros, buenos mandos militares y un pueblo dispuesto a defender lo suyo». Pérez-Reverte explicó que «nuestra guerra de la Independencia frustró la modernidad». No obstante, argumentó que «es de justicia rendir homenaje a aquellos españoles sabios, justos y lúcidos» que «se esforzaron, en tiempos heroicos y difíciles, por abrir de par en par las puertas al futuro».