EL REMATE

ONCE DE CARRERILLA

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A pesar de mi rivalidad con el Sporting, nací y crecí en Oviedo (con el Real Oviedo en 2ª) sabiendo de carrerilla el once del mejor Sporting de su historia con: Castro, Redondo, Maceda, Jiménez, Cundi, Ciriaco, Mesa, Joaquín, Abel, Quini y Enzo Ferrero. Y unos años después, recitaba mi 'Oviedín' de la UEFA: Viti, Gorriarán, Sañudo, Luis Manuel, Jerkan, Rivas, Bango, Berto, Vinyals, Lacatus y Carlos.

Hace no muchos años éramos capaces de repetir el once de nuestro equipo de memoria. Ahora es casi imposible quedarse con un once titular. Unos justifican eso de las rotaciones, por lo apretado de los calendarios, otros por tener a todo el equipo enchufado y otros por el cansancio. Mirando los números, algo no cuadra. Si quitamos a los internacionales y a los que juegan en competiciones europeas, los jugadores del resto no superan como mucho 35/40 partidos oficiales (bien sea por sanciones o lesiones). Con lo cual, en el 90% de los equipos no se entiende la moda de rotar por rotar. Esto de las rotaciones es cosa de los últimos 15 años. Sin un nivel parejo en los jugadores de la plantilla ( pregunto, ¿ todos tienen el mismo nivel ? ), estas rotaciones dejan de tener sentido. Suele ser buena señal que al final de la temporada los aficionados repitan la alineación de su equipo de carrerilla. ¿Para qué rotar? ¿Se cansa un profesional por jugar 30 o 40 partidos en una temporada? ¿Necesita un jugador rotar en septiembre o octubre? ¿Es una decisión técnica por diferentes circunstancias? ¿No existe una preparación física correcta?

Arconada, Celayeta, Kortabarria, Gorriz, Bakero, Perico Alonso, J. Mari Zamora, Beguiristain, Satrústegui, López Ufarte. Otra histórica Real, ¡de carrerilla!, después de 30 años. O el Athletic campeón de Zubi, Urkiaga, De la Fuente, Liceranzu, Goiko, De Andrés, Gallego, Endika, Dani, Sarabia y Argote. Y el gran Milán en los 90 de Galli, Tassotti, Costacurta, Baresi, Maldini, Evani, Donadoni, Ancelotti, Rijkaard, Gullit y Van Basten. Con el paso de los años y las décadas, el futbolero se queda con los equipos que recita de carrerilla. Los niños de hoy en día, cuando pasen diez, veinte o treinta años, recordaran a sus ídolos de la infancia pero difícilmente su once de carrerilla.