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El accidente de un Ferrari abre un escándalo en torno al Partido Comunista chino

SHANGHÁI. Actualizado: Guardar
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'Accidente de Ferrari en Pekín'. La búsqueda en Weibo, el Twitter chino, da como resultado un mensaje inquietante: «Error: elementos censurados». La razón de que estas inofensivas palabras sean consideradas peligrosas para el Gobierno chino hay que buscarla en la madrugada del pasado 18 de marzo. Fue entonces cuando un bólido negro de fabricación italiana, que cuesta más de 600.000 euros, chocó contra uno de los laterales de la carretera que forma el cuarto anillo de la capital china, y rebotó hasta empotrarse contra la mediana.

Un veinteañero semidesnudo murió en el acto, mientras que dos chicas, una de las cuales estaba completamente desnuda, resultaron gravemente heridas. Nada más ver las fotografías del suceso, el ciberespacio estalló de regocijo: «Un hijo de ricos menos. Ojalá acaben todos igual», sentenciaba un usuario de Weibo. Sin duda, nadie mostró la más mínima simpatía por las víctimas.

El asunto no habría trascendido más si no fuese por la identidad de quien se supone que iba al volante. Se especuló en un principio con que fuese el hijo bastardo de Jia Qinglin, uno de los pesos pesados del Politburó chino. Para evitar los rumores, el Gobierno decidió decretar silencio absoluto sobre el asunto. Incluso se llegó a falsificar el nombre en el certificado de defunción para que nadie supiese quién era.

Ayer, el diario de Hong Kong 'South China Morning Post' aseguró que el joven muerto es Ling Gu, hijo de Ling Jihua, uno de los principales aliados del actual presidente Hu Jintao.