Artículos

Los manuscritos de Tombuctú, en peligro

DIPLOMÁTICO Y ACADÉMICO DE SAN TELMO Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Al finalizar estas notas, es posible que los manuscritos de Tombuctú ardieran en la pira de la cerrazón incendiada por aquellos terroristas de Al Qaeda que saquean confluencias de culturas milenarias en el norte de Malí. (Ver mi artículo 'Desde Afganistán al Magreb sin pasaporte' 26/06/2012.) Una de las bandas del terror de Al Qaeda Magreb recorre esa ciudad 'borrando' vestigios y huellas culturales que son Patrimonio de la Humanidad. Destruyeron tres cementerios ancestrales y buscan con la avidez del terrorismo más sanguinario los célebres manuscritos. Sería una pérdida irrecuperable para la historia de civilizaciones y culturas, en primer lugar para Malí. Al igual que ocurrió en Afganistán con los Budas de Bamiyán, destruidos por las bombas de los talibanes, hoy Tombuctú está en serio peligro. La directora general de la Unesco ha lanzado un SOS a la comunidad internacional, pero la Unesco es la única organización del sistema de las Naciones Unidas cuya sola arma es la 'cooperación intelectual'. Hace unos años, el exministro de Exteriores de Francia Bernard Kouchner, fundador de Médicos sin Fronteras, habló por vez primera del «derecho de injerencia» por graves razones humanitarias. La Unesco habla de la «protección del Patrimonio de la Humanidad en tiempo de guerra». En Malí, en estos instantes, confluyen estas dos circunstancias para una intervención exterior: ayuda a importantes movimientos de refugiados que ya sufren la hambruna y protección del patrimonio cultural. Al Qaeda mata y destruye manipulando el Corán. La ignorancia no sólo puede ser atrevida sino impulsora de muerte y devastación. Una vez más será preciso insistir en evitar la amalgama entre grupos terroristas que se dicen actuar en nombre del Islam y cientos de millones de musulmanes que se inspiran en el humanismo coránico que les une al humanismo universal, cristiano, judío, budista. o agnóstico.

La coyuntura no es la más favorable para sensibilizar a una opinión pública occidental con temas que se presentan lejanos a sus propias preocupaciones ante la crisis financiera y sus repercusiones de recesión en numerosos países que llamábamos desarrollados. Sin embargo, esa 'periferia' de gravedad en países del llamado Tercer Mundo no es tan lejana a nuestros intereses económicos y de supervivencia en paz, por no hablar de valores en los que se funda nuestra civilización. Al Qaeda, sin duda, busca un proselitismo armado o de complicidad fanática en el Magreb con la estrategia dirigida a los pozos de petróleo y gas en África y a los minerales que son fundamentales para muchas de nuestras economías. En los ríos revueltos siempre pretende pescar o incluso zambullirse, como lo es en Irak, en Libia, en Afganistán o en Yemen, sin que se pueda omitir a sus filiales, en otros países, de pequeños grupos muy activos y al descubierto, propios o de complicidad objetiva, así como a las 'células durmientes' en países europeos y en América del Norte. Las 'primaveras árabes' han tenido lugar en plena repercusión de las crisis financiera y económica, lo que ha obligado a los nuevos dirigentes, por vez primera elegidos democráticamente, a efectuar recortes drásticos en los presupuestos nacionales, con caídas importantísimas de sus economías; en grado menor, algo similar acontece en Europa. Los instrumentos clásicos de 'diplomacia preventiva' (mejor conocimiento de los unos y los otros, historia comparada, intercambio de estudiantes, proyectos de desarrollo, turismo cultural.) se han debilitado considerablemente a causa del desplome notable de recursos presupuestarios. Si nos referimos a intervenciones humanitarias o de protección armada, los recortes presupuestarios condicionan. En plena crisis financiera con golpes bajos y dolorosos a las economías nacionales, el nivel de las ayudas de emergencia humanitaria ha descendido a mínimos (aún contamos con las reservas del Programa Mundial de Alimentos). Y los costes de intervenciones militares multinacionales, o misiones de paz, para salvar y proteger a poblaciones civiles y hacer frente directo al terrorismo 'institucionalizado', como es el caso en Malí, generan argumentos en la voluntad política de los estados para no tomar decisiones, incluso si revisten carácter de urgencia, dejando perpetuarse la masacre (los casos más evidentes, pero no los únicos, son Siria y Malí) durante 'interminables negociaciones de alto nivel'. Por razones económicas, la diplomacia está perdiendo sus instrumentos de 'diplomacia preventiva' y, como en la guerra fría, evita el uso legal de la fuerza y se refugia de nuevo en: si quieres la paz, prepara la guerra. ¿Habrán repercutido los recortes en los 'servicios de inteligencia'», tan necesarios en nuestros días? No lo podemos ni imaginar porque se trata de 'fondos reservados'. Los terrorismos que campan por el mundo, y Al Qaeda en particular, sin duda conocen nuestras actuales debilidades. De ellas se aprovechan.

Los manuscritos de Tombuctú están a punto de ser destruidos. Entre esas joyas de la corona del Patrimonio de la Humanidad se encuentran algunos manuscritos preislámicos que conectan con Jerusalén y con los preceptos de la Torah y la figura histórica de Cristo, razón de más para alimentar el apetito destructor de Al Qaeda. ¿Se salvará a ese patrimonio inmaterial escrito, y al arquitectónico y tangible, dándose una altísima prioridad a las poblaciones que sufren en Malí? Parece que pocos estados están por la labor.