La familia Gómez Arenas, presente y futuro de los habitantes del patio del número 88 de la calle Ganado. :: L.R.
el puerto

Una vida en torno al patio

La tradición arquitectónica del Barrio Alto sobrevive al tiempo. La Asociación de Amigos de los Patios tiene censados alrededor de seiscientos, entre los que está Ganado 88, ganador del concurso anual

EL PUERTO Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Manuel ha fabricado su propio mecanismo de riego para alcanzar cómodamente todos los rincones de su patio y que ninguna maceta se quede sin alimento. En el extremo de un largo palo de madera ha sujetado una lata vacía que llena de agua en los pequeños bidones que aparecen como por arte de magia camuflados en el suelo, entre geranios, potos y helechos. Es agua de lluvia que recogen mediante otro sistema rudimentario, pero igualmente efectivo. Una tubería casera que baja desde la azotea. Así aprovechan un recurso natural y se ahorran varios euros, de otro modo no podrían pagar la factura de Apemsa.

En el número 88 de la calle Ganado, las decenas de flores y plantas son miembros más de la familia Gómez Arenas, que viven en torno a este patio desde hace varias generaciones. Especies muy raras como las plumas de Santa Teresa y los claveles aéreos conviven con los geranios, potos y gitanillas. «Aquí los bichos no llegan. O nos los comemos antes nosotros». Tras estas paredes encaladas, hoy cubiertas de verde, nacieron los hermanos Milagros y Manuel, ambos con 84 años, se llevan apenas unos meses. Su madre se casó y dio a luz en esta casa de vecinos, que hoy es de las pocas que siguen habitadas en el Barrio Alto portuense. «Es una isla en medio de otros edificios de arquitectura tradicional que ahora acogen apartamentos». José Ignacio Delgado Poullet, presidente de la Asociación de Amigos de los Patios ha querido visitar nuevamente este verdadero vergel donde el tiempo solo existe en los relojes. Lo que a primera vista es una estrecho y largo pasillo inundado de macetas y nada más se abre al final en una amplia estancia rodeada de los cuartos lavaderos, que dan una idea de la antigüedad del edificio.

El relevo para el futuro

Tras varios segundos y terceros premios, el patio de Manuel y Milagros ha logrado el primer puesto en la Fiesta de los Patios, el certamen de la asociación que se viene celebrando desde hace catorce años. Un total de diecinueve patios han participado este año, aunque la asociación tiene censados alrededor de seiscientos, entre monumentales, conventuales, religiosos, señoriales, populares... «¿Que por qué ha ganado este? Está muy claro, por la vida de sus plantas y por cómo son sus habitantes. Aunque esta vez les ha tocado bailar con la más fea, porque no ha habido premios económicos».

Pero eso poco parece importarles a Milagros y Manuel, que viven en paz este ocaso junto a sus compañeros de toda una vida, Luisa y Rafael. «Cuando faltemos, esto no lo cuidará nadie. Y les vamos a echar pocas maldiciones desde arriba». Manuel no tiene demasiada confianza en sus descendientes, pero Milagros sí cree que su hija tomará el relevo. «Porque a ella le gusta». Su hijo Rafael la corrobora. «Nosotros vivimos más lejos, y para mantener esto hay que estar muy pendientes». Que se lo digan a ellos. «Aquí no se deja morir ninguna planta. El que pasa y ve una mala hierba se la quita y de las simientes vamos plantando en otras macetas». Así, poco a poco, han dado forma a un patio de flores que en su niñez era una corral, con una cuadra y un pajar en lo que hoy es la azotea. «A mí la niña me da esperanza». Nani Delgado Poullet se refiere a la pequeña Encarni, sobrina-nieta de Manuel y Milagros, que está creciendo en este entorno y aprendiendo a respetarlo. «No toca ni una hoja».