SAN FERNANDO

Las algas isleñas, premio a la excelencia alimentaria

La sociedad encargada de la comercialización de estos productos se hace con el reconocimiento a la mejor empresa

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Al principio éramos las locas de las algas, luego fuimos las niñas de las algas y ahora somos las muchachas de las algas». A pesar de sus éxitos, Consuelo Guerra admite que aún les cuestas que las traten como empresarias, por esta razón, han sido tan importantes los reconocimientos que recogieron ayer. El primero como 'Empresa excelente', por parte de la revista de la 'Agenda de la Empresa Andaluza', que certifica que no solo son empresarias sino pioneras en su iniciativa en la región. El segundo, como 'Producto de Excelencia', esta vez otorgado por la Sociedad Andaluza para el Estudio de Intolerancias Alimenticias (SAEIA), ha sido muy importante porque es el primero que reciben por lo que ya hacen y no por la idea, que también logró en su etapa inicial varios galardones.

Lo curioso es que ninguna de las tres mujeres que componen la sociedad Suralgae es de Cádiz y a la que se le ocurrió la idea ni tiene el mar cerca. Fue la sevillana Consuelo la que tiró de Mónica Medina y Raquel Velázquez, convencida de las posibilidades de la iniciativa. La idea se la dio su hermano, cocinero de profesión, que le comentó cómo las algas se estaban abriendo camino en los restaurantes de varios tenedores. Así que decidieron explotar un recurso familiar para los gaditanos y que hasta ahora ni nos lo queríamos encontrar en el mar, mucho menos en un plato.

Instaladas en San Fernando, buscan nueva ubicación al terminarse la cesión de la nave cedida por la Junta. El problema es que piensan irse a Chiclana -quieren un estero y el municipio ha mostrado su disposición-, por lo que La Isla está a punto de perder una de las iniciativas con mayor futuro, quedándose de brazos cruzados en vez de intentar evitarlo.

En crecimiento

Y es que sus planes y vías de negocio crecen por día. A sus algas frescas, en salazón y deshidratadas, se suman especias de algas, polvos y picos. Ya están estudiando realizar salsas y han abierto otras actividades como las rutas para mostrar su negocio -con implicación de bares isleños que hacen sus productos-, clases de cocina y también un desarrollo dermoestético. Sin duda una actividad bien asentada, con futuro y que ya se expone como referente emprendedor con el que combatir a la crisis. Una pena que La Isla no vaya a seguir de cerca ese camino.