El bazar que regenta el agresor, el cual fue incendiado el pasado mes de diciembre. La Policía pudo identificar y detener al supuesto autor del fuego, que resultó ser un vecino del ahora condenado. Al parecer entre ambos hombres había fuertes desavenencias. :: CARLOS CHERBUY
SAN FERNANDO

Dos años de cárcel para el marroquí que pegó a su mujer por no llevar el velo

El comerciante detenido reconoció que le pegó por no llevar la cabeza cubierta con el hiyab

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Tiene 20 años y a su lado un hijo de 12 meses. Está sola en España desde que el lunes fue detenido su esposo, con quien se casó en el país de origen de ambos (Marruecos) cuando ella ni había llegado a la mayoría de edad. Ese mismo lunes se rompió la convivencia a la fuerza del matrimonio, que reside en La Isla, por culpa de los golpes que recibió la joven a manos de su pareja, de 31 años, por negarse a vestir el velo islámico como él le ordenó. Tras ser asistida en el hospital, ha sido enviada a una casa de acogida para mujeres maltratadas. Su postura contestataria a una tradición que defienden y reprueban a la vez mujeres musulmanas y occidentales, hizo que su historia fuera ayer la más leída del día.

Como ya relatara este medio en su edición de ayer, un comerciante marroquí de 31 años, que responde a las iniciales A. E. D, fue arrestado por la Policía tras golpear a su esposa a cuenta del velo islámico (hiyab). La Policía acudió al domicilio de la pareja, en la zona de la Casería, alertados por un aviso telefónico. Al llegar, vieron a la mujer, ya en la calle, que sangraba de varias heridas en el rostro. Su marido no hizo ni amago de huir, los agentes lo hallaron tranquilamente en su casa con su hijo, como si no hubiera ocurrido nada.

La mujer, que nunca había denunciado agresiones por parte de su pareja, fue derivada a un centro hospitalario donde le diagnosticaron contusiones en el rostro y fractura de los huesos propios de la nariz. Ella aseguró que las heridas se las había provocado su marido en el transcurso de una pelea, que estalló justo antes de que salieran a dar un paseo. Él le indicó que se cubriera la cabeza antes con el pañuelo y ella le respondió que no quería vestir el hiyab. La disputa acabó con la mujer herida.

A. E. D. fue detenido y trasladado a la Comisaría de San Fernando donde reconocería ante los agentes las acusaciones de su mujer. Aseguró que le había golpeado porque se negaba a ponerse el velo, pero que la agresión no había sido excesiva. Como el agresor había sido sorprendido prácticamente 'in fraganti' y no rechazaba las imputaciones de la víctima, tras pasar la noche en los calabozos al día siguiente fue citado para juicio rápido por un delito de lesiones.

«Ella sangra con facilidad»

Fuentes judiciales confirmaron a este medio que el marido ha sido condenado a dos años de prisión y el mismo periodo de prohibición a acercarse a su pareja. Pero al carecer de antecedentes penales y ser sentenciado a una pena no superior a los 24 meses, no ingresa en la cárcel y ya se encuentra en libertad. Algunas fuentes destacaban ayer la versión que ofreció ante el juez, restando importancia a las lesiones que presentaba su pareja: «Ella sangra con mucha facilidad».

A. E. D. regenta un bazar en el Paseo Joly Velasco de San Fernando que en diciembre pasado fue pasto de las llamas. Un vecino fue detenido por causar el fuego. Detrás había desavenencias que acabaron con un local comercial destrozado. Es el único incidente que salpicó a este comerciante marroquí desde que llegó a La Isla hasta el pasado lunes.

A la víctima se le presenta un horizonte más incierto y en el que se hace necesaria la intervención institucional por el carácter «especialmente vulnerable» de esta joven, sin recursos propios, sin familia cerca en la que apoyarse y con un hijo de meses a su cargo. Por ahora, le han buscado refugio en un centro de acogida y en los próximos días se evaluará en la Comisaría isleña el grado de riesgo a sufrir un nuevo episodio para articular medidas de protección.

Año tras año las estadísticas que se confeccionan a partir de las denuncias y muertes por violencia machista confirman que las mujeres extranjeras son cada vez más en estos negros porcentajes (un 36,1% de las asesinadas en 2011 en España) y que, además, soportan dificultades añadidas que les frena a la hora de denunciar como la barrera idiomática, el choque de culturas y la dependencia absoluta hacia el agresor y su entorno.