Las calles del centro mostraban esta imagen a altas horas de la madrugada, cuando muchos visitantes regresaban a sus casas. :: MIGUEL GÓMEZ
balance

Noche de muchas copas y pocas coplas

Con una afluencia de visitantes mayor que los dos últimos años, la ciudad fue tomada por una marea humana sedienta de alcoholMás de un centenar de asistencias sanitarias y cuatro detenidos en la primera madrugada de Carnaval

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

De Sevilla, de Málaga, de la Sierra, de Madrid...de muchos sitios llegaron en masa la tarde del sábado para vivir la primera noche del Carnaval gaditano. La capital rozó el récord de visitantes en esta cita, pero un año más el gaditano o el que le engancha esta fiesta por las coplas que no por las copas en vaso de plástico y servidas en el suelo, optó por quedarse en casa o marcharse fuera. Un año más la noche menos esperada por los amantes de los cuplés, los tangos y las reuniones de amigos sin aglomeraciones excesivas reprodujo los problemas de siempre. Más de un centenar de asistencias sanitarias, peleas, pequeños robos y 115 toneladas de basura recogidas. La información municipal describe la noche de tranquila y «sin incidentes destacables».

A través de un comunicado, el Ayuntamiento hacía balance de la noche-madrugada que atrae más visitantes en clave muy positiva. La afluencia rozó el récord que en la edición de 2009 se alcanzó con 400.000 asistentes. El sábado se congregaron 375.000, más que en los dos últimos años. Más público y, por tanto, más vehículos que entraron por los dos accesos a la ciudad. La cifra oficial habla de 45.000 vehículos, cinco mil más que en 2011, «aunque no hubo apenas retenciones», según la Policía Local. Las dos bolsas de aparcamiento habilitadas para autobuses de servicios discrecionales se llenaron a primera hora de la noche.

En ese repaso no se incluyen las más de cien asistencias sanitarias que se realizaron en una noche marcada por el botellón y los excesos de alcohol. Fuentes policiales confirmaron que la mayoría de las actuaciones que debieron realizar los agentes que estaban de servicio estuvieron relacionadas con la atención de jóvenes en estado ebrio y para acudir a los habituales avisos de peleas en los epicentros del botellón, tolerado esa noche pese a la prohibición. El teléfono de Emergencias 112 recibió entre las 00.00 horas a las 17.00 horas de ayer 114 llamadas desde la capital. Más de cien pedían atención sanitaria urgente por intoxicaciones etílicas, traumatismos, cortes y contusiones.

La actividad fue frenética en los centros sanitarios y en las urgencias del Puerta del Mar; si bien, los episodios registrados no eran muy graves. Donde sí se notó una mejoría con respecto a otros sábados de Carnaval, según confirmaron miembros del dispositivo de seguridad, fue en la circulación de ambulancias. En años anteriores, debido a las concentraciones masivas de jóvenes en puntos como San Juan de Dios o la Plaza de España, los transportes sanitarios tenían problemas para trasladarse de un punto a otro y en algunos casos, hubo hasta vehículos zarandeados por una masa humana cada vez más perjudicada. Sin embargo, en la madrugada del domingo el tráfico de las ambulancias y del resto de vehículos oficiales no tuvo que sortear muchos obstáculos.

Sin problemas tampoco en la estación de Renfe. El año 2009 fue el punto de inflexión para que las autoridades tomarán cartas en el asunto. Ese año centenares de personas se agolparon en la entrada de la estación, que fue invadida a primera hora de la mañana, cuando la mayoría decide regresar. Este periódico fue testigo y denunció cómo decenas de viajeros saltaban a los andenes, trataban a la fuerza de colarse en los vagones, ante la impotencia de los pocos vigilantes de seguridad. A partir de entonces, se estableció un dispositivo especial que ayer funcionó sin problemas. Los viajeros antes de entrar en la estación deben acceder de forma ordenada por unos filtros previos que hay en el exterior. Esto impide que los andenes se llenen de pasajeros poniendo el riesgo la seguridad de las instalaciones y de ellos mismos.

Desde Renfe también confirmaron a este medio que pese a la gran afluencia de personas que optaron por el tren para desplazarse a Cádiz no hubo incidentes en los trayectos.

Desde el Ayuntamiento destacaban también el operativo de limpieza, «que posibilitó que a primera hora de la mañana (del domingo) el casco histórico ya luciera otro aspecto y recuperara su esplendor para el Carrusel de Coros», en palabras de la teniente de alcaldesa de Limpieza y Medio Ambiente, Paloma Bordons. Pero la asignatura pendiente sigue siendo los comportamientos incívicos de muchos visitantes.

Los incívicos de siempre

Nada nuevo para los vecinos del centro que llevan años soportando cómo los portales de sus casas amanecen con los restos de orines e incluso excrementos de aquellos que se niegan a utilizar los servicios públicos habilitados por el Ayuntamiento. Y no son pocos, 276 inodoros repartidos en los puntos claves del centro, donde se congrega más público, según recordaba ayer el Consistorio en su balance, en el que añadían que en las labores de baldeo de las calles se había utilizado productos para eliminar el pestilente olor que queda tras el paso de la marea humana.

El domingo devolvió una vez más el Carnaval y sus coplas a las calles y el ambiente cambió por completo. Familias enteras, niños, sobre todo muchos pequeños, tomaron el mismo escenario que solo horas antes había servido de botellódromo. El principal problema se registró a la entrada de la ciudad, sobre la una de la tarde. El carril reversible del puente Carranza permanecía cerrado y no podía absorber la gran cantidad de vehículos que llegaron a formar una larga cola que superó los terrenos de la ya antigua factoría de Delphi.