LA CERBATANA

EL EDIFICIO QUE SANGRA

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Su procedencia es bastante heterogénea. Vienen de diferentes colectivos de la ciudad y de luchas y reivindicaciones de reciente pasado: del movimiento anti-Bolonia universitario, de Salvemos La Caleta, de 'Rock en el exilio' contra la prohibición de la música en directo en la ciudad, de sindicatos minoritarios, de organizaciones ecologistas, algunos vienen del 15-M y los más son simplemente vecinos preocupados por la parálisis permanente de la ciudad. A esta diversidad inicial los unen algunos aspectos comunes: el hastío ante la sociedad consumista, no sentirse representados por políticos o colectivos ajenos a ellos, así como, los deseos de transformar el entorno en el que viven. Son reticentes a obedecer las normas establecidas y consideran a los medios de comunicación habituales (éste incluido) como instrumentos del poder económico y político.

La recuperación del edificio para su uso público y gratuito frente al uso hotelero privado al que lo había destinado la Diputación venía mascullándose desde hacía tiempo y la justificación era bien sencilla: ¿cómo un edificio con esa historia y esas posibilidades podía estar vacío, abandonado e inutilizado? Así que, días después de desalojar la plaza del Palillero entraron pacíficamente en él y empezaron a darle vida al edificio moribundo, al edificio que el enfrentamiento entre administraciones lo había dejado desangrar y que la crisis lo estaba colocando al borde de la vergüenza de los gaditanos.

Lamentablemente, están los incidentes de esta semana: desalojo sin comunicación a los activistas, insultos y amenazas a periodistas que sólo hacen su trabajo, interrupción de un acto público con un juez de por medio y los golpes y empujones por la autoridad policial dentro de la Universidad. Esto último especialmente grave.

Habrá que buscar puntos de encuentro para que este conflicto no se enquiste en el Doce. Es el tiempo de la corresponsabilidad.