El instructor da órdenes a los participantes en el curso de antidisturbios. :: MIGUEL GÓMEZ
simulacro

Una carga policial de 'entrenamiento' en el instituto Rafael Alberti

Un grupo de antidisturbios sin uniforme, pero con sus cascos, porras y armas, ensaya las situaciones límites antes de salir a la calle

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«¡Atención, escudos!». En el pabellón del instituto público Rafael Alberti, las órdenes sonaban a eco. A un lado, un grupo de antidisturbios sin uniforme, pero con sus cascos, porras y armas se atrincheraba en la mañana de ayer tras sus escudos transparentes, mientras aguantaba un ataque a discreción desde el otro lado de la sala. Sobre ellos no llovían ni botellas, ni piedras, ni tornillos, sino pelotas de tenis. Y quienes les atacaban tampoco eran trabajadores en rebelión, ni niñatos alterados una noche de botellón, ni un grupo incontrolado de hinchas de fútbol, sino otros compañeros policías, que poco después ocuparían su lugar en esta especie de 'entrenamiento' que ayer organizó el sindicato CSI-F -su logo podía verse en los escudos-, dentro de los cursos especializados de formación para Policías. En él participaron unos 30 agentes, tanto de la Policía Nacional como de la Local, que aprendieron no solo a contener una masa enfurecida, sino también cómo reducir a una persona violenta y armada. Situaciones límite, ante las que deben saber reaccionar.