Una de las primeras actividades visibles de la asociación consistió en colocar una malla en el chapitel para impedir la caída de azulejos. :: LA VOZ
un convento del siglo XVII

Santa María quiere otra oportunidad

La entidad busca socios y patrocinadores para «que las religiosas vuelvan lo antes posible» al convento cerrado desde hace seis años

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Piden colaboración y cualquier ayuda es poco: desde un puntal a un donativo, pasando por patrocinadores o filántropos con intención de proteger arte y formas de vida en peligro de extinción. El precio es alto y la empresa, grande. Un monasterio del siglo XVII, el primero que existió en la ciudad, se marchita a marchas forzadas. Mientras, sus monjas de clausura de la Orden de la Inmaculada Concepción contemplan desde la calle Feduchy (donde llevan realojadas en el Monasterio de La Piedad desde hace años) como su Monasterio de Santa María del Arrabal se convierte cada día en una joya decadente. Precisamente, esta situación que precisa de una solución «urgente» es la que ha llevado a un grupo de gaditanos a dar el paso. Agrupados en asociación bajo el nombre 'Amigos del Monasterio de Santa María', unas 13 personas se han propuesto como meta acabar con el abandono al que se ven sometido tanto el convento como sus religiosas desde que la Junta de Andalucía se ofreciera a cofinanciar la rehabilitación del edificio allá por 2005 para luego echarse atrás.

Han pasado seis años y las monjas no conseguían desencallar un proyecto que en principio se estimó en una cuantía de más de siete millones de euros. Hasta ahora que ha surgido la nueva entidad. De momento, prefieren no hablar de cifras (aunque reconocen que ese presupuesto inicial «estaba algo abultado») y se plantean un proyecto centrado en la consolidación y conservación para luego restaurar el edificio por fases.

Comunicado oficial

Ayer, decidieron dar a conocer de forma oficial su actividad a través de comunicados y de redes sociales, sin embargo su trabajo comenzó desde hace meses. Fue el pasado 23 de septiembre cuando el trabajo iniciado en mayo de este año se plasmó en la firma de los estatutos de la asociación. Cuentan con las bendiciones de la comunidad, compuesta por nueve religiosas y su objetivo «es hacer posible la vuelta de las religiosas lo antes posible», como informaban ayer en un comunicado.

«Es un proceso que nos planteamos con calma porque se necesitan muchísimos recursos», explica Antonio Jiménez. Él es el presidente de un grupo pluridisciplinar de arquitectos, aparejadores, ingenieros, economistas e historiadores del arte. Los primeros «ya llevan cientos de horas de estudios en el edificio que es Bien de Interés Cultural», como explica Jiménez.

De momento, los dos arquitectos que desarrollan su trabajo «de forma altruista» se centran en realizar las mediciones de un proyecto que se ejecutará por fases. «Nuestra prioridad es rehabilitar la primera zona para que las monjas puedan volver al Monasterio», explica el presidente. Se trata, por tanto, de restaurar unos 800 metros del total de 3.000 que tiene el edificio. Una labor que esperan poder desarrollar con la colaboración de socios que aporten «lo que puedan» y de patrocinadores. Todo ellos lo completarán con «cuantas actividades culturales y económicas sean necesarias».

De momento, la entidad no cuenta con apoyo económico público o privado, pero esperan que su situación cambie. La única que manifestó intención de colaborar fue la propia alcaldesa, Teófila Martínez. «Al conocerse la situación de las monjas, se personó en el Monasterio de la Piedad y prometió ayuda. Eso fue poco antes de las Elecciones. Ahora hace dos meses que le pedimos cita y aún no nos ha atendido», explica Jiménez. Desde la entidad, esperan que el Ayuntamiento sea uno de los colaboradores. «Esperemos que ayuden en lo que puedan», desea el presidente.

Y es que el proyecto contempla la restauración total del inmueble para convertirlo en un dinamizador del barrio, tal y como puntualizan en una nota de prensa: «Este ambicioso proyecto supone la revitalización del barrio que en un futuro atraerá a un gran número de turistas». De hecho, se proyecta la construcción de una hospedería monástica o de un museo donde el visitante pueda comprender la importancia del espacio. Todo ello sin perturbar una vida de clausura en riesgo de desaparecer.