Estados Unidos desplegará en Rota cuatro destructores. Navantia persigue que el mantenimiento de esos buques se haga en la Bahía. :: LA VOZ
CÁDIZ

Navantia abre la puerta a EE UU pero reclama prudencia

La compañía no ha cerrado aún ningún contrato para reparar en la Bahía los cuatro destructores que vendrán a Rota

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La ubicación en Rota del denominado escudo antimisiles ha generado un revuelo popular y político, más político que popular en este caso, semejante al que describió Berlanga en su conocida película 'Bienvenido Mr Marshall'. El anuncio hace una semana de la llegada a la base de Rota de una flota de barcos norteamericanos para cubrir el sur de Europa de las posibles amenazas de Oriente Medio ha desencadenado una gran expectación sobre el futuro económico de la zona gaditana. El efecto de la noticia se ha dejado sentir, sobre todo, en la repercusión económica que significará para la Bahía la presencia de 1.100 militares y la entrada en la Base de 3.000 familias, un impacto de casi 50 millones de euros. En este contexto, la diputada del PSOE por Cádiz, Mamen Sánchez, ha expresado que el impacto para la industria naval será de 100.000 horas de carga de trabajo y hasta 4,5 millones de euros de ingresos.

Una de las primeras reflexiones que subyace en el ambiente es que quizás se esté vendiendo la piel del oso antes de cazarlo. Las relaciones de Navantia con Estados Unidos son excelentes, pero la compañía naval no ha firmado todavía ningún contrato para la reparación o mantenimiento de estos buques. En este sentido cabe recordar que la US-Navy tiene desplazados por el Mediterráneo unos 60 barcos con sede de operaciones en Italia y las reparaciones integrales o programadas de esta flota se hacen en el país de origen, es decir, el gobierno norteamericano contrata, sobre todo, el mantenimiento en países estratégicos.

El operativo para la implantación del escudo antimisiles en Rota comenzará en 2013 y no será hasta 2018 cuando entre en funcionamiento. Este plan militar amparado por la OTAN supone la presencia permanente en la costa gaditana de cuatro buques americanos dotados con lo último en tecnología de guerra, muy similar al equipamiento de las cuatro fragatas españolas F100, que también participarán en este despliegue.

Se abre, por tanto, un amplio abanico de posibilidades para la industria naval gaditana, pero, de momento, solo hay sobre la mesa buenas intenciones, cordialidad entre las partes y visitas institucionales. Navantia se muestra prudente en este asunto, que ha llevado con absoluta discreción. La compañía ha brindado a los americanos el apoyo logístico de los astilleros gaditanos, aunque sabe que el Pentágono, por ley, no facilita las reparaciones de su flota a otros países aliados, solo el mantenimiento puntual.

Los hitos de Navantia con Estados Unidos se han sucedido en los últimos doce meses con cierta asiduidad. La visita a Cádiz en octubre de 2010 del embajador norteamericano en España, Alan D. Salomont, marcó un antes y un después en las relaciones para un posible acuerdo naval. Salomont recorrió los astilleros de la Bahía y elevó un informe a su país sobre las condiciones, eficacia y forma de trabajar de las plantas gaditanas. De hecho, Salomont nunca negó la posibilidad de que parte de la VI Flota desplegada en el Mediterráneo pudiera recalar en Cádiz para inspecciones puntuales.

El siguiente peldaño que subió Navantia en su relación con el gobierno norteamericano fue la entrada el pasado marzo de la compañía en la puja por la renovación de la flota de barcos guardacostas. Los norteamericanos se fijaron en los Barcos de Acción Marítima (BAM) que fabrica Navantia para la Armada española como posible sustituto de sus viejos barcos costeros. Navantia solo aportaría en este concurso, de ganarlo, diseño y tecnología, ya que los buques se construirían en Estados Unidos.

La tercera fecha importante para las relaciones bilaterales entre la compañía naval y el Gobierno de Obama tuvo lugar el pasado mayo cuando el almirante Roughead visitó personalmente las plantas gaditanas, acompañado por el consejero delegado de Navantia, Luis Cacho, y el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Manuel Rebollo. La visita del almirante tuvo un especial calado, ya que se trataba de una autoridad militar que venía a supervisar las condiciones de trabajo y el nivel tecnológico de unos astilleros próximos a Rota. Navantia, ha participado con éxito en reparaciones de barcos americanos. Hasta la fecha solo ha habido un contrato de reparación de la fragata F-32 'John L. Hall', que se produjo en la Bahía durante la primera semana de agosto de 2010.

Las esperanzas de que los barcos americanos recalen en la Bahía son grandes pero, de momento, no hay que lanzar las campanas al vuelo.