Un agente revisa varias plantas de marihuana que habían sido cultivadas y camufladas en un invernadero de Sanlúcar. :: LA VOZ
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Buscando maría

Los agentes han denunciado en solo diez días a ocho personas que tenían cultivos de cannabis en sus viviendas La Guardia Civil intensifica la vigilancia en la época de recogida de la marihuana

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Llegó la fecha en la que los productores de marihuana que cultivan al aire libre les toca recoger los frutos de sus plantaciones. Conocedores de estos ciclos, los agentes de la Guardia Civil extreman estos días la vigilancia en las zonas rurales, sobre todo en las parcelas que se sitúan en los extrarradios de los municipios. Las intervenciones se multiplican gracias a que esos cultivos dejan de pasar inadvertidos, las plantas alcanzan una altura considerable y los agentes a veces solo tienen que detenerse en estas fincas para observar cómo las plantaciones se pueden ver desde el exterior. Esta intervención es la más habitual, pero también se desencadenan por la denuncia de algún vecino que sospecha que tiene un productor próximo.

No es lo que ocurrió en una de las últimas actuaciones efectuadas por la Guardia Civil esta semana y que acabó con una persona denunciada. Una patrulla de la Benemérita que estaba haciendo una ronda habitual por las afueras del término municipal de Barbate detectó que en el jardín de una vivienda, situada en el paraje Vega del Drago, crecían varias plantaciones de cannabis. El dueño fue identificado y tras requerirle que destruyera el cultivo, sin poner impedimentos, este productor arrancó las plantas que arrojaron un peso aproximado de nueve kilos, indicaron fuentes oficiales, y las dejó en el exterior de su casa para que fueran retiradas. El precio estimativo de este cultivo, de haber sido aprovechado para extraer la marihuana, habría superado los 8.000 euros.

Además de este vecino de Barbate, entre el 5 de septiembre y el jueves pasado, la Guardia Civil ha denunciado a otros siete productores en las localidades de El Bosque, La Muela (Vejer) y Sanlúcar; además de decomisar más de 85 kilos en plantas de cannabis que crecían al aire libre en domicilios.

La escasa o nula resistencia que ofrecen estos productores cuando son descubiertos suele casar con el perfil de los cultivadores domésticos, que buscan en la mayoría de las ocasiones abastecerse ellos mismos de una sustancia que genera un permanente debate sobre una hipotética legalización. Hay sectores de la sociedad que apuestan por el uso terapéutico del cannabis y por ende por su normalización; mientras que otros subrayan los peligros de esta sustancia, que la actual legislación española encuadra como droga que no causa un grave daño a la salud, escorándose hacia la opción contraria a cualquier reforma como la que abrió la puerta a la compra-venta legal de esta droga para consumo propio en Holanda.

Este tipo de plantaciones que crecen en el exterior y que alcanzan su etapa óptima de floración por estas fechas, tienen una producción limitada que no deja grandes rendimientos económicos si se quiere comercializar con la marihuana, salvo que las plantas se cuenten por decenas; lo que es considerado como producción industrial y, por tanto, un delito contra la salud pública. Aquí se encuadraría una operación realizada por la Policía Nacional el pasado mes de junio, en El Puerto. Los agentes desmantelaron en una nave un cultivo de 216 plantas y un laboratorio para el tratamiento del cannabis. Aquí los funcionarios no tuvieron dudas sobre el destino final que tendrían las partidas de estupefacientes y su responsable fue acusado de narcotráfico.

Así, aquellos que apuestan por el tráfico de marihuana como negocio, se inclinan más por la producción intensiva que se realiza en interior y que permite recoger frutos en más de una ocasión al año, indicaron fuentes policiales que además señalan que estos traficantes invierten sumas importantes de dinero en la adquisición de equipos de riego y luz artificial para generar partidas importantes de cannabis regularmente.

Diferenciar entre el productor casero que busca autoabastecerse y el traficante no siempre está tan claro en los casos de las plantaciones que se descubren al aire libre. Así lo reconocen fuentes judiciales que confirmaron a este medio que muchas de esas denuncias terminan archivándose o en absoluciones porque no hay indicios suficientes de que la persona denunciada buscaba lucrarse con la marihuana que producía. Las mismas fuentes indicaron que los cultivos caseros están creciendo año tras año; lo que se está viendo reflejado en el número de procedimientos judiciales que se inician.

El año pasado se incoaron en los juzgados gaditanos 20 procedimientos por plantaciones de cannabis; sin embargo, la Fiscalía solo pudo formular acusación en ocho asuntos ante la falta de pruebas de que estaban ante cultivos industriales.