Jerez

El gobierno local espera que los taxis pirata desaparezcan tras la huelga

JEREZ. Actualizado: Guardar
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El equipo de gobierno local hizo referencia ayer a la existencia de taxistas ilegales que prestan servicio en las paradas de autobús, tal y como adelantó este periódico en su edición de ayer. Fue la propia alcaldesa, María José García-Pelayo, la que expresó su convencimiento de que «cuando se solucione definitivamente la huelga de autobuses se le dará carpetazo a este problema».

La primera edil recordó ayer la existencia anterior de estas prácticas en el aeropuerto jerezano, aunque allí se ha conseguido controlar hasta el momento. La prolongación de la huelga de autobuses y la difícil situación económica que atraviesan muchas familias en Jerez han propiciado su traslado a las paradas del transporte público más céntricas de la ciudad. No obstante, según García-Pelayo, «no es este el único problema de los taxistas y somos conscientes de las pérdidas que arrastra este sector». Así, el equipo de gobierno decidió incluirlos en la mesa y el plan de Movilidad, de forma que tomen parte de las decisiones que en estos organismos se tomen de aquí en adelante.

El primer teniente de alcaldesa, Antonio Saldaña, aprovechó además para anunciar a este respecto que este mismo lunes se reunirán con representantes del sector para abordar diferentes cuestiones. Entre ellas, destaca la petición de los conductores de acometer mejoras en la parada de taxis de la estación de trenes, ya que los vehículos tienen dificultades para recoger y dejar viajeros cuando se registra más tráfico.

Complejidad

Poder detectar la actividad ilegal de estos transportistas de viajeros sin licencia es complicado ya que la falta es que les cobren a los usuarios. Según pudo constatar este medio, la tarifa de estos taxistas pirata en sus servicios desde la plaza Esteve es de un euro por persona a prácticamente cualquier barrio de Jerez y amortizan el viaje montando el máximo posible de personas en el coche.

La única misión de la Policía Local en estas circunstancias es vigilar de cerca las paradas más concurridas aunque poco puede hacer si no son testigos del cobro de dinero a los pasajeros por los viajes. Los taxistas insisten en que utilizar este transporte es «una imprudencia» por parte de los usuarios.