Macarena Castro forma parte del 'Grupo de Conservación de Humedales Costeros' de la UCA. :: VÍCTOR LÓPEZ
Macarena Castro Coordinadora científica

«En Los Toruños se observan mejor las aves que en Doñana»

El parque, que ha recibido otra inversión de 2,8 millones del Gobierno, cuenta con un área de investigación impulsada por la UCAMacarena Castro Coordinadora científica de Los Toruños

EL PUERTO. Actualizado: Guardar
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Una nueva inyección económica de 2,8 millones de euros del Ministerio de Medio Ambiente ha dotado al parque metropolitano Los Toruños de nuevas infraestructuras: tres embarcaderos, senderos de madera y un mirador. Construcciones pensadas para favorecer la respetuosa convivencia de los usuarios con la naturaleza. Se trata de la última fase del plan integral puesto en marcha en 2006 con una inversión total de once millones. Pero más allá de las grandes cifras se encuentra el trabajo silencioso de los investigadores. Algo que ha determinado la idiosincrasia del parque: su tamiz científico y el flujo de investigación propiciado por la Universidad de Cádiz.

-¿Qué papel está jugando la UCA en el desarrollo de Los Toruños?

-En la universidad se genera muchísimo conocimiento que por desgracia se queda en las revistas especializadas y en los archivos. Nuestro principal objetivo es evitar eso y servir como puente de unión entre el investigador y el gestor, que en este caso son políticos, que requieran soluciones para la mejora y conservación del parque.

-¿Cómo se entabló ese vínculo?

-Fue Juan Martín (exdirector del parque), quien nos llamó. Le presentamos cinco líneas de actuación genéricas: investigación, ayuda a la gestión, formación, divulgación y atracción de nuevos proyectos, de masa científica. Pero en estos seis meses nuestro principal proyecto ha sido hacer compatibles la reproducción de colonias de aves en la playa de Levante con la presencia de veraneantes. La filosofía que nos mueve es lograr la compatibilidad entre la conservación de la naturaleza y su uso y disfrute por parte de los ciudadanos. Pero sin la figura de Juan Martín y la sensibilidad que demostró por el medio ambiente quizá la recuperación del parque hubiera sido distinta.

-¿Cuáles son las líneas de trabajo a corto y medio plazo?

-Tenemos previsto hacer un seguimiento de los cerramientos para la reproducción instalados este verano en la playa de Levante, y en definitiva, buscar otros proyectos y conocer otras experiencias que podamos aplicar. Aún estamos poniéndonos en marcha. Próximamente participaremos en un congreso iberoamericano sobre gestión de áreas litorales y esperamos obtener ideas.

-El equipo de investigación también ha hecho una importante captación de voluntarios. ¿Cómo ha sido la experiencia?

-Muy buena. Hemos tenido una veintena de voluntarios, con edades desde los ocho hasta los sesenta años. Todos recibieron un cursillo de formación previo y además de informar a los bañistas con el reparto de folletos los han acercado a los telescopios para observar las aves. Un 92% de usuarios dijo estar de acuerdo con prescindir de parte de la playa para los animales.

-¿Por qué el 40% del territorio de Los Toruños se encuentra en estado de abandono?

-Este es uno de los escasos ejemplos de parque natural que necesita la mano del hombre para su conservación. Así ha sido desde la época de los romanos y los fenicios, sobre todo, en lo concerniente a las salinas. Pero en la década de los cincuenta, con la proliferación de los frigoríficos se abandonaron las salinas y se produjo el 'boom' de la acuicultura. Por eso casi el 40% está en abandono. Del centenar que había el siglo pasado, solo quedan cinco. Y uno de los planes más importantes del parque es ponerlas de nuevo en funcionamiento porque además de potenciar el patrimonio natural y cultural, se impulsará un importante nicho de empleo.

-¿Y se ha dado algún paso en esa dirección para conseguirlo?

-Lo primero es obtener una denominación de origen, para lo que se necesita una proposición no de ley que la establezca. Esto es fundamental para poner en valor los productos de las salinas y los diferentes tipos de sal. Pero esta idea no se queda en la comercialización de sal, el salinero puede aprovechar el entorno para la extracción de pigmentos, la producción de microalgas, el ecoturismo, centros de talasoterapia. Esto no es algo que nos estemos inventando, ya se ha hecho en Portugal y Francia y aquí hay grandes posibilidades.

-¿Y los ciudadanos son lo suficientemente conscientes de la importancia del parque?

-Cada vez más. Está claro que cualquier persona que vaya a Grazalema, Doñana o Sierra Nevada es consciente de que se encuentra en un parque natural. Quizá al estar rodeado de una serie de infraestructuras de las que pueden hacer uso creen que Los Toruños no es tan importante. Pero lo cierto es que en nuestras marismas hay tanta o más vida que en Doñana. Y por las condiciones de nuestro parque, las aves se observan bastante mejor. Los usuarios se quedan sorprendidos.

-¿Cuáles son las especies más valiosas?

-La Bahía no es muy biodiversa. No existe mucha variedad de especies, pero sí es cierto que son especies muy importantes y en peligro de extinción, como el chorlitejo patinegro.