FOTOMATÓN

Un locutor de radio por derecho

Ildefonso Cáceres Abogado

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Aunque ya ha cumplido 25 años en el ejercicio de la abogacía, seguro que todavía hay muchas personas que lo recuerdan en su papel de locutor de Canal Sur, la SER u Onda Jerez. Se trata de Ildefonso Cáceres, abogado y columnista en LA VOZ, y se define como un «jerezano practicante» tras reconocer que le gustan a rabiar tanto la Semana Santa como la Feria del Caballo y Navidad de Jerez. Como esta gacetilla se publica en Domingo de Ramos, le pregunto por sus preferencias cofrades: «Soy fiel devoto del Prendi y salí varios años, pero lo dejé cuando comencé a hacer las retransmisiones de Semana Santa para la radio». Su devoción por la imagen de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento probablemente tenga algo que ver con que Ildefonso nació en pleno barrio de Santiago, «en la casa de mi abuela». De aquel popular y castizo patio de vecinos por el que correteó de niño recuerda que en una de las habitaciones alquiladas vivía un bailaor, y también como se desarrollaban las reuniones alrededor de una candela. Pese a las inevitables influencias recibidas, no le quedó una especial afición por el flamenco, y dice que, en realidad, sólo le gustan las alegrías y las bulerías, «los cantes festeros», añade complacido. Es decir, los cantes de Jerez y Cádiz, su ciudad natal y la tacita de plata, donde trabajó una temporada y donde se convirtió, con toda seguridad, en el único jerezano que ha presentado en sala el concurso de agrupaciones del Gran Teatro Falla. «Fue en el año 93», recuerda con nostalgia, «lo presenté todo menos la final, que para eso siempre llaman a algún famoso, y me disfracé de jerezano con una chaqueta de paño, una camisa de rayas y una corbata de cacería». Una anécdota así define muy a las claras la personalidad de Ildefonso Cáceres, un hombre ácido, irónico y mordaz como se puede comprobar también cada domingo en estas páginas. De su dilatada trayectoria profesional como abogado asegura que le ha marcado especialmente el caso Holgado, en el que defendió a uno de los imputados que salieron absueltos por dos veces. «Aquello me permitió ganar la amistad de Manolo Hortas e Inmaculada Gilabert, y fue una experiencia que no la supera ni el más prestigioso de los máster», señala. Pero Ildefonso es un hombre de radio, y sigue echando de menos las ondas: «Si alguna emisora me presentase una oferta económica jugosa, cerraba el despacho en diez minutos», dice animoso ante la posibilidad. Mientras que llega o no ese momento, mata el gusanillo como participante en una tertulia semanal en la COPE. También se ha bajado una aplicación de internet que le permite escuchar emisoras de todo el mundo. Y está encantado: «Una maravilla», sentencia. Ildefonso está casado y tiene una hija de 12 años de edad por lo que, asegura, «he sufrido y sufro a Hanna Montana, Jonas Brothers y Patito, que sea el día que sea siempre hay un canal en la tele que está poniendo Patito». En los veranos se ha aficionado a viajar con la familia a tierras francesas y disfrutar del turismo rural en el país vecino. De hecho, ya tiene elegido su lugar de retiro. Sostiene que cuando se jubile se irá a un pequeño paraíso que ha encontrado allí y que se llama Ammecy. «Es espectacular, está cerca de Los Alpes, en la cola de un lago que se mete entre las calles; le dicen la Venecia francesa». Ya le llegará ese momento escogido. Pero hasta que alcance su merecido descanso seguiremos disfrutando de su reconocido talento en Jerez, su ciudad. Y quien sabe si, algún día, también lo volveremos a escuchar en la radio. Así fue un día y así puede volver a serlo. Como siempre, Cáceres.