Los seminaristas trasladan la recién bendecida Cruz de la Diócesis hasta la puerta principal de la Catedral, donde recibirá culto. :: LA VOZ
CÁDIZ

La estela de la Cruz del Papa

El símbolo de los jóvenes católicos se despide de Cádiz con una misa en la Catedral; El obispo bendice una copia que se quedará en la ciudad durante el cierre del Encuentro Diocesano de la Juventud

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Vino por mar, como el escudo de la Diócesis y ayer se marchó por tierra. «El símbolo del amor de Jesús a la humanidad», como la describió Juan Pablo II al entregársela a los jóvenes en 1984, abandonó la ciudad en la tarde de ayer dejando tras de sí un reguero de emociones y una respuesta que ha sobrepasado cualquier previsión del Secretariado Diocesano de Pastoral Juvenil. Aunque antes de que se produjera el adiós real, en torno a las siete de la tarde, la mañana fue testigo de una intenso y multitudinario acto en la plaza de la Catedral.

En torno a las 10.30 de la mañana arrancaba la despedida del Encuentro Diocesano de la Juventud con una misa presidida por el obispo Antonio Ceballos. Un acto en el que recibieron el sacramento de la confirmación numerosos jóvenes de la ciudad.

Sin embargo, uno de los momentos más emocionantes se produjeron momentos después, cuando la celebración llegaba a su fin. Fue entonces cuando el prelado bendijo la Cruz Diocesana de la Juventud. Una copia de la Cruz del Papa que llegó unida a ésta al principio de la misa, cargada por los seminaristas de San Bartolomé. Tras la bendición, ambas cruces fueron separadas en su camino. Mientras, Rafael Vez, canónigo maestro de ceremonias de la Catedral de Cádiz, apuntaba a una plaza abarrotada el fin de la nueva Cruz que bajaba del escenario, portada por los seminaristas. El destino, jalonado de aplausos, estaba solo a unos pocos pasos. Tras superar la rampa y el dintel de la puerta principal de la Seo, la Cruz de la Diócesis quedó entronizada justo en frente de la puerta. «Allí permanecerá hasta que salga para presidir los Encuentros de Jóvenes de la Diócesis», como explicó Andrés Drouet, director del Secretariado.

La otra Cruz, la del Papa y el Icono de la Virgen María abandonaba la plaza de la Catedral, a hombros de los recién confirmados, en un camino de no retorno. El símbolo llegó al Convento de Santo Domingo a la una de la tarde para presidir un acto con el Movimiento Familiar Cristiano. Tres horas después abandonaba el casco histórico con el rezo del rosario de las familias hasta llegar a la iglesia de San José para la Oración ante el enfermo.

Ante la negativa del Hospital Puerta del Mar a celebrar la llegada en otro lugar que no fuera la pequeña capilla del centro, la organización optó por la iglesia de San José. Allí le esperaban los enfermos de la parroquia que tuvieron la oportunidad de rezar ante el símbolo de las Jornadas Mundiales de la Juventud. A las 19 horas, la Cruz se marchaba definitivamente de la ciudad, rumbo a San Fernando.

Un intenso fin de semana

La partida de la Cruz (que estará en la provincia hasta el 2 de abril, fecha en la que viajará a Ceuta) dejaba a organizadores y voluntarios con la sensación agridulce del punto y seguido. Toca ahora organizar los Días de la Diócesis en los que se esperan recibir hasta 8.000 jóvenes de todo el mundo. Pero antes de llegar a ese punto, ayer era el momento de recordar lo ocurrido en los tres intensos días anteriores. Un fin de semana que ha dejado instantes para el recuerdo, como reconocía Ángela Sánchez, responsable de Comunicación del Secretariado: «Uno de los momentos más especiales se vivió cuando, a la salida de la Facultad de Medicina, estaban esperando los ancianos de la Residencia Fragela para poder besar la Cruz».

Instantes que han hecho «que el trabajo se haya visto recompensado» y que en el Secretariado esperen que la visita tenga un efecto llamada para los que aún sin ser voluntarios (en total fueron 340 jóvenes) o estar inscritos al Encuentro Diocesano se han implicado al máximo y «se les ha visto madera de voluntarios», de cara a los Días de la Diócesis o las JMJ de Madrid. Quienes se animen además a lo segundo harán de su despedida un 'hasta luego'. Y es que en la capital de España volverán a reencontrarse con «la salvación y redención» (como dijo Juan Pablo II) de la Cruz del Papa.