CARTA PASTORAL

UNA SOLA FAMILIA

El 16 de enero celebramos el Día Mundial de las Migraciones; pido al Señor por todos estos hermanos que han llegado hasta nosotros de muy diversos lugares

OBISPO DE CÁDIZ Y CEUTA Actualizado: Guardar
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Mis queridos hermanos y hermanas inmigrantes: El Día Mundial de las Migraciones que celebramos el domingo, 16 de enero, me brinda la oportunidad de dirigirme a todos y cada uno de los inmigrantes que estáis residiendo en nuestra Diócesis de Cádiz y Ceuta.

No os extrañe, queridos diocesanos, que en una jornada tan señalada escriba esta Carta Pastoral directamente a los inmigrantes. Al mismo tiempo, pido al Señor por toda la Iglesia diocesana para que persevere en la misión de acoger y acompañar a estos hermanos que han llegado hasta nosotros desde muy diversos lugares y culturas y así se puedan sentir entre nosotros como en su propia casa.

Como Pastor de la Iglesia del Señor que peregrina hacia el Reino en esta Diócesis de Cádiz y Ceuta, permitidme un saludo cariñoso dirigido a cada uno de vosotros y a vuestras familias y que haga extensivo todo mi afecto a vuestros hijos e hijas. En estas fechas pienso mucho en todos vosotros. Son momentos muy difíciles los que nos han tocado vivir. Rezo al Señor para que los corazones se abran a la acogida cristiana y crezca entre todos nosotros la justicia y la caridad, columnas de una paz auténtica y verdadera.

Este año, el Santo Padre Benedicto XVI, ha elegido el lema de «Una sola Familia Humana» para la celebración de la Jornada Mundial de las Migraciones y con ello nos invita a la reflexión y a la oración en torno a esta realidad creciente de la emigración.

Unos y otros, los vecinos del lugar de siempre y los de más reciente incorporación, como vosotros, debemos considerarnos como «una sola familia de hermanos y hermanas en sociedades que son cada vez más multiétnicas e interculturales, donde también las personas de diversas religiones se ven impulsadas al diálogo, para que se pueda encontrar una convivencia serena y provechosa en el respeto de las legítimas diferencias».

El Concilio Vaticano II afirma que «todos los pueblos forman una comunidad y tienen un mismo origen y fin último que es Dios, cuyos designios de salvación se extienden a todos».

«Que os améis unos a otros, como yo os he amado»,es la invitación que el Señor nos dirige. Una llamada a todos a vivir como hermanos. De hecho, como ya observaba el Papa Pablo VI, «la falta de fraternidad entre los hombres y los pueblos es causa profunda del subdesarrollo» y determina, de algún modo, el fenómeno migratorio.

A esta misión de construir la fraternidad y la gran familia humana entre todos los hombres está totalmente entregada la Iglesia.

Como Pastor de esta Iglesia, desearía que en todas las Parroquias de esta Diócesis de Cádiz y Ceuta, los inmigrantes y vuestras familias os pudierais sentir como en vuestra propia casa, en la gran familia de los hijos de Dios.

Todos tenemos que esforzarnos en que la Parroquia sea la casa común de todos y fortalecer el sentimiento de pertenencia a una sola familia que se reúne en torno a una misma mesa para compartir el pan y el vino y para invocar al mismo Padre. Por eso invito a todas las comunidades parroquiales a permanecer en el compromiso de abrir las puertas a los hermanos inmigrantes. «Una comunidad parroquial fraterna es aquella que conoce las familias inmigrantes que viven en el barrio o en el pueblo. Que llama a cada uno por su nombre y se encuentra con ellos, en la calle o en la plaza del pueblo, sabiendo escuchar el misterio de la vida de cada uno»..

En estos tiempos de dificultades, la gran familia que formamos todos debe hacerse más próxima de los que sufren y acompañar con ternura a cada uno, viendo qué puede hacer desde un profundo sentido de la justicia, la fraternidad y la solidaridad, de forma que los procesos de integración puestos en marcha no se paren y sigan adelante, y no exista nadie que se descuelgue y pueda caer en los abismos de la marginación.

Ante la situación que viven los más débiles y ante el sufrimiento y la injusticia no se puede ser neutral. Los cristianos hemos de seguir el camino de Jesucristo, Nuestro Señor, que tuvo una opción preferente en favor de los enfermos y de los más pobres. Que la Virgen María, San José y el Niño Jesús, la sagrada familia de Nazaret, que conoció en su vida la dureza de la emigración, os sostenga y os acompañe en vuestro caminar.

Reza por vosotros, por vuestras familias y por vuestros hijos, os quiere y os bendice.