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El leal vicepresidente

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No pudo estar en la toma de posesión de Dilma Rousseff. Pero contra todo pronóstico, acompañó a Lula hasta el último día. José Alencar, el saliente vicepresidente de 79 años, está internado en el Hospital Sirio Libanés de Sao Paulo desde hace un mes tras ser sometido a la operación quirúrgica número 17 en los últimos 13 años en su larga batalla contra un cáncer abdominal. Sus problemas de salud tuvieron siempre en vilo a Lula, que ayer lo fue a visitar al hospital apenas entregó la banda a su sucesora. El ex mandatario lo había elegido como compañero de fórmula para las elecciones de 2002 provocando sorpresa y cierto malestar en el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT). Alencar es un próspero empresario textil y es, además, el líder del conservador Partido Liberal.

Pero a pesar de las diferencias ideológicas y las muy diversas trayectorias, formaron una pareja imbatible y sólida. Por esa lealtad, Lula le pidió que volviese a ser su candidato a vicepresidente en los comicios de 2006 y juntos ganaron de nuevo. El veterano dirigente ya estaba enfermo, pero aceptó con entusiasmo el reto.

En este segundo mandato, Lula tuvo que volver varias veces de urgencia de alguna gira por las recaídas de Alencar. Esta última vez, el vicepresidente sufrió una descompensación que obligó a operarlo para extirparle tumores de intestino, y prácticamente desde hace un mes está hospitalizado de pronóstico grave aunque sin perder la lucidez y el buen humor. El 24 de diciembre, Lula fue con Rousseff a visitarlo y se fotografiaron con él, cada uno a un lado de su cama. Dilma, que superó un cáncer linfático antes de lanzarse a la carrera presidencial, le dio un beso en la frente. Alencar estaba demacrado pero sonriente. Les hizo algunas bromas y les prometió recuperarse para asistir aunque fuese en silla de ruedas a la toma de posesión de Dilma en Brasilia.

Pero en los días siguientes su cuadro volvió a complicarse por insuficiencia renal, un infarto y una nueva hemorragia digestiva que obligaron a ingresarlo otra vez en la unidad de cuidados intensivos. Alencar, siempre con buen ánimo, volvió a recuperarse aunque su estado sigue siendo grave.