Aceite, ajo, pan, tomate y pimiento son los ingredientes básicos del ajo. :: J. C. CORCHADO
Jerez

Mosto y ajo para disfrutar del puente festivo

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La crisis ha podido vaciar los restaurantes y la huelga de controladores ha dejado los hoteles desiertos pero ni una cosa ni la otra parece afectarle a las viñas y ventas de Jerez, a los mostos, donde cientos de jerezanos almuerzan y tapean en familia y entre amigos en plena temporada del vino joven. Los establecimientos de la carretera de Morabita, la de Trebujena y de barriadas como Las Tablas han notado este largo fin de semana la emigración masiva de los jerezanos que han optado por cambiar el asfalto de la ciudad por la tierra albariza del campo.

El puente de la Constitución es uno de los momentos álgidos de la temporada del mosto. De hecho, incluso hay establecimientos en los que se puede reservar mesa con antelación debido a la alta afluencia de clientes. Domi, Santa Teresa, El Mosto Tejero, El Corregidor o San Cayetano son algunas de estas viñas y casas de labranza reconvertidas para dar un servicio de hostelería que está en pleno auge en los últimos años.

No hay que ir muy lejos del centro de la ciudad para disfrutar de ellas, como es el caso del Mosto Tejero, en la salida de Jerez hacia Trebujena y el enlace con la nueva autovía. A mediodía de ayer los clientes se arremolinaron en sus meses para disfrutar del mosto y del ajo de toda la vida que preparan sus experimentadas cocineras.

En San Cayetano, por ejemplo, la crisis no es un obstáculo: «Aquí es casi al contrario», dice su dueña, Loreley Gil. El buen precio y la comida casera, además del mosto, son las señas de identidad de estas viñas de ahí a que sean muchas las familias que puedan permitirse un plato de berza, un poco de ajo y una carrillada ibérica los domingos. «A nosotros nos afecta más la lluvia que la crisis aunque desde el año pasado también tenemos un buen número de clientes los días lluviosos», continuó la responsable, mientras no perdía detalle de las idas y venidas de sus camareros por las mesas.

El ajo de viña es el plato estrella en San Cayetano, como en la mayoría de este tipo de establecimientos. No hay mesa en la que no haya, al menos, un lebrillo individual de ajo: «También se vende mucho la berza, el menudo, la carrillada y la cola de toro», detalló la propietaria. En este punto, la mano de cocineros perfectamente conocedores de unas recetas tan autóctonas juega un papel fundamental.

Familiar

Además almorzar, las familias tienen otros alicientes en los mostos. En San Cayetano han querido que su oferta sea atractiva también para los más pequeños y cada otoño colocan un castillo hinchable vigilado por una empleada para que los mayores puedan disfrutar de los platos mientras que los niños se divierten. «Cuando la terraza está montada -los días de lluvia no se puede- podemos tener a la vez a unas 300 personas», dijo Gil. De hecho, sólo en salón interior (decorado con los enseres de labranza propios de una viña) caben 120 personas.

Un mosto puede vender hasta 150 litros cada fin de semana, acompañado por las viandas oportunas. Además de los guisos ya mencionados, en los menús de estos bares tampoco faltan las chacinas ibéricas, los chicharrones, los rábanos, las costillas adobadas, el venado, las papas aliñás, las berenjenas con huevo y las tagarninas 'esparragás'.

Pero no sólo los jerezanos son adictos a estos menús sino que también hay mucha clientela de fuera: «Hemos atendido a gente de toda España y, en puentes como éste, también extranjeros», aseguró Gil.