Dos agentes practican 'judo verbal' durante el curso :: EVA LINDBERG
CÁDIZ

Unos policías con filosofía 'zen'

El Sindicato Unificado de Policía ha impartido por primera vez en Cádiz este método, basado en el pensamiento oriental El 'judo verbal' ayuda a los agentes a solucionar los conflictos con mano izquierda

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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«Caballero, por favor, enséñeme su identificación». El agente de Policía, sin levantar mucho el tono, lleva un rato pidiendo el DNI. «Es que llego tarde al trabajo, de verdad, si yo no he hecho nada», responde el conductor, un hombre aparentemente normal, que se pone nervioso por momentos. «¿Por qué no persigue a los niñatos que están ahí fumando porros?», le suelta al agente, e insiste: «Que voy a llegar tarde». El policía pierde un poco él 'talante' y sube el tono: «Tarda menos en enseñarme el DNI que en que vayamos a la comisaría y lo arreglamos allí». Lo dice con un movimiento de manos que no puede disimular ya la tensión, aunque se contiene. Entonces, aparece por detrás otro hombre, con barba recortada y bufanda, que guarda cierto parecido con Gil Grissom, el imperturbable jefe de la serie de televisión CSI, y corrige al policía: «Los gestos tienen que se más tranquilos y no le amenaces», le explica, mientras empuja el aire hacia abajo. «Es que me está calentando y está alterado», se excusa el policía.

«Pues si se altera, más tranquilo tienes que estar tú», sentencia Grissom, que en realidad se llama Juan Carlos Ruiz y, además de agente de policía y experto en criminalística, es instructor de un curso innovador llamado 'judo verbal', que esta semana se ha impartido en Cádiz a medio centenar de agentes del Cuerpo Nacional -organizado por el Sindicato Unificado de Policía- para enseñarles a apaciguar con la palabra situaciones de tensión. El nombre de 'judo verbal', según Ruiz, viene de aplicar el pensamiento 'zen' a la experiencia policial: «A diferencia del karate, en el que se responde con un ataque; el judo es el arte de la flexibilidad, cuando me tiran, empujo y al revés». Pero en lugar de utilizar las manos, se aplican las palabras y los conocimientos de la comunicación, tanto la verbal como la gestual.

Durante tres días Ruiz ha explicado a sus alumnos todo tipo de técnicas para no perder el control, saber escuchar, también para saber preguntar y conseguir que la otra persona acabe cediendo. «Aunque estéis oyendo insultos, no tenéis que pararle, porque también os dan información con los insultos», les explica a los atentos 'alumnos' en una de las clases, en la que como ejemplo -no moral, sino técnico- les enseña una escena de El Padrino II en la que Al Pacino pone cara de póker ante todo tipo de improperios.

Ya se aplica

«El método se enseña en Estados Unidos desde hace 25 años, pero en España solo lo imparte el Sindicato Unificado de Policía», recuerda con su voz pausada y sus gestos amables Ruiz, que reconoce que «algunos alumnos ya aplican algunas de nuestras técnicas en su día a día, pero el método que les enseñamos les ofrece un orden, unos pasos a seguir».

Durante el curso, no todo son palabras. La anterior escenita entre el conductor y el policía, por ejemplo, era falsa. Uno más de los ejercicios prácticos que, a modo de teatrillo, han servido para poner a prueba las enseñanzas teóricas antes de salir a la calle. Miguel -que hacía del ciudadano impaciente- reconoce que el curso es de gran utilidad, porque «todos los días se repiten situaciones como ésta; hay quien tiene un día malo y otros que por sistema tienen una actitud negativa con la Policía; esto sirve para llevarlo a tu terreno sin tener que acabar con una detención donde no la hay».

José, el que hacía de policía (en la vida real lo es), le matiza: «Es para aplicarlo con ciudadanos normales, el que está cabreado con la Administración y no entiende que le paremos, porque no ha hecho nada; no para el chorizo, claro».

El objetivo es, sobre todo, resolver problemas sin utilizar la fuerza y, de paso, mejorar la imagen de la Policía ante la ciudadanía. «En una escena como la que hemos fingido -explica José-, si se complica y se le tiene que detener, al menos la gente de alrededor acabaría diciendo 'se lo merece, porque hay que ver lo que ha aguantado el policía'».