Un mendigo pide dinero en una de las calles céntricas de la ciudad, que recibe a un buen número de indigentes cuando llega el Carnaval. :: ANTONIO VÁZQUEZ
CÁDIZ

La historia callejera de Kalisko

Este alemán de 56 años, que sobrevive de la limosna, está detrás de la mayoría de los incidentes graves en el entorno de los 'sin techo' Seis detenciones, una por homicidio, son las credenciales de un indigente que preocupa a la Policía

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Hay indigentes o personas enganchadas a la calle que forman parte indiscutible del paisaje de una ciudad. Sus vidas son reconstruidas a base de rumores y los vecinos terminan por echarles de menos si faltan alguna vez. A veces sus estrafalarios comportamientos, fruto de algún vicio descontrolado o por golpes de la vida, colorean la cotidiana normalidad. Sin embargo, los hay también conflictivos, violentos y contraproducentes para el orden público.

En una ciudad pequeña como Cádiz, los mendigos reconocidos por sus años a la intemperie son pocos, aunque hay fechas de llegada masiva de 'sin techo' que poco a poco van desapareciendo hasta quedarse sólo los que parecen estar en nómina. Así aterrizó un individuo que preocupa y mucho a la Policía Nacional. Ya tiene una imputación por homicidio a sus espaldas y no da señales de querer desprenderse de la peor cara de la vida callejera. Esta es la historia de Reinhard Kalisko desde que en el Carnaval de 2009 se le vio por primera vez en esta ciudad. Lo ocurrido antes, lo esconde celosamente tras su lengua materna y los vapores del alcohol.

Su ficha policial no sólo habla de trifulcas en la vía pública; también está acusado de haber matado a un indigente -de los que estaban dentro de la categoría de personajes entrañables-, dejar malherido a otro, de amenazas de muerte a un ciudadano, quebrantamiento y de daños. Un historial que le ha hecho ser conocido y temido entre sus compañeros de casapuertas y comedores sociales; y una inquietud para los agentes, que ya lo han detenido en seis ocasiones en sólo año y medio.

A pedradas

La última la protagonizó en la plaza de la Constitución hace dos fines de semana. Reinhard decidió arremeter contra varios coches que estaban estacionados. Las lunas de tres turismos fueron reventadas a pedradas. No hubo más perjudicados porque intervino la Policía, alertada por los vecinos. Su comportamiento violento es impredecible. «Cuando lo detenemos, se niega a hablar y no sabemos qué le pasa por la cabeza», dice uno de los agentes de la Comisaría Provincial que reconoce cierta frustración por un problema que aún no ha encontrado solución. Este alemán de 56 años ya ha ingresado en prisión al menos dos veces desde que se mudó a las calles de Cádiz. Pero su comportamiento no evidencia síntomas de reinserción. Sin familia, ni techo y adicto al alcohol esa meta puede resultar una quimera. Pero entre idas y venidas, va generando nuevos problemas.

Su nombre se coló por primera vez en la prensa local cuando fue detenido el verano pasado como presunto autor de la muerte de Pedro Delgado, 'el Legionario', un pintoresco personaje de la intrahistoria gaditana, habitual de la Plaza de las Flores. Varios testigos lo vieron la última vez discutiendo con Kalisko y como éste lo golpeaba. Lo siguiente que se supo es que el cadáver del 'Lejía' era encontrado en su piso. Un infarto se lo había llevado, pero el forense supo determinar que el paro cardíaco lo provocó un severo traumatismo cranoencefálico. La data de la muerte coincidía con la fecha de la pelea. Caso cerrado para la Policía y serios indicios de culpabilidad para el primer juez instructor que ordenó su ingreso en prisión provisional. Sin embargo, el asunto cambió de juzgado y de criterio. Kalisko regresaba a la calle tres meses después.

Poco tiempo después, otro indigente recibía una paliza a manos del alemán. Le rompió la nariz y varios huesos de la cara. Otra vez a prisión, pero sólo por unos días. «No hay motivos detrás de estas peleas; una simple disputa por una botella puede desencadenar su agresividad», explica otro agente que ya lo ha tenido enfrente en varias ocasiones. Y siempre ha obtenido la misma respuesta muda de labios de este individuo, del que saben que antes del 2009 protagonizó alguna riña en San Fernando.

La nómina de indigentes conocidos es más amplia, pero la Policía reconoce que sólo Kalisko supone un verdadero peligro. No sólo se mide con otros vagabundos. Recientemente profirió amenazas graves contra una persona que no quiso darle dinero. Quizás para ganarse la fama de duro, le ha llegado a contar a otros 'sin techo' que en Alemania se «cargó a alguien»; o quizás no exagera ni un ápice.