El jinete Rafael Soto, junto al actor de Star Trek, Wiliam Shatner, en una visita a la Real Escuela. :: l. v.
Rafael Soto | Jinete olímpico y profesor de la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre

«Mi mayor satisfacción es haber ganado las medallas en Jerez y Atenas»

Después de conseguir grandes logros como jinete, ahora disfruta enseñando sus conocimientos a los jóvenes valores

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Pocos pueden presumir de haber logrado una medalla olímpica, en su caso una plata en Atenas 2004, además de otra presea en los Juegos Ecuestres de Jerez 2002. Rafael Soto acumula un palmarés envidiable como jinete y ahora intenta transmitir sus conceptos a la joven cantera que está pisando fuerte.

-¿Cómo es el día a día de un jinete profesional?

-El día a día empieza muy temprano porque a las siete de la mañana ya estoy en la Real Escuela de Jerez. Media hora después monto a mi primer caballo. Mi trabajo consiste, aparte de montar los caballos que tengo asignados que son nueve en total, en dar clases a dos alumnos que además me ayudan a montarlos. Asimismo tengo que ejercer como jefe de área de exhibiciones, lo que me quita tiempo pues tengo que preparar y diseñar espectáculos, atender si hay cualquier imprevisto en la docencia de los alumnos, que deben ir a sus clases teóricas, en definitiva coordinar todas estas labores cada día hasta las dos de la tarde. A todo ello se añade la participación en los espectáculos cada martes, jueves y viernes, además de los exteriores y las galas.

-¿Cuánto tiempo lleva de jinete profesor?

-Desde 1986 y antes fui alumno de la Escuela, como todos los que estamos trabajando aquí.

-Aparte de su faceta como profesor, también ha tenido una destacada participación en pruebas de primer nivel internacional.

-He tenido la gran fortuna de formar parte del equipo español olímpico de Doma Clásica con caballos de la Escuela, entre ellos el más destacado de todos posiblemente sea 'Invasor', con el que he conseguido medalla de plata en Atenas 2004 y medalla de bronce 2002 en Jerez, a parte de todas las clasificaciones individuales que he tenido a lo largo de diez años que he estado compitiendo a alto nivel desde las olimpiadas de 1996 en Atlanta hasta el campeonato del mundo de Alemania.

-De todos los éxitos logrados, ¿cuál le proporcionó más satisfacción de todos?

-Hay varios momentos importantes en mi vida como profesional. Uno de ellos es haber sido integrante del equipo español de Doma Clásica. Fue en Jerez 2002 cuando conseguimos la primera medalla en la historia de esta categoría. Además me queda un gran recuerdo de la medalla de plata de Atenas, ya que hacía 40 años que no se conseguía en todos sus ámbitos y de Doma la primera en la historia.

-Después de Jerez 2002, ¿qué evolución ha tenido el mundo del caballo en la ciudad?

-La afición siempre pide más. Hay mucha gente joven y clubes hípicos en Jerez donde hay mucha cantera que se ha visto impulsada por esa empuje que dio el equipo español en la Doma Clásica. A mí me da mucho orgullo y placer ver a estos jóvenes montando con un nivel muy bueno. Precisamente este año en el equipo que nos representará en los Juegos Ecuestres Mundiales de Kentucky a finales de septiembre hay tres caballos españoles, dos de ellos serán montados por alumnos míos. Uno, José Antonio García Mena, es de Medina Sidonia y el otro de Córdoba. Es un placer ver al caballo español otra vez arriba.

-Se habla de que el mundo del caballo es demasiado costoso, ¿qué hay de cierto?

-Como cualquier otro deporte. En este caso el coste añadido es porque el caballo necesita una cuadra, que puede oscilar entre 200 y 300 euros al mes. Comprar un caballo puede tener un precio asequible, pero si es más barato hay que domarlo.

-En el tiempo que ha estado fuera de Jerez, ¿qué ha echado más en falta?

-Todo porque Jerez es una ciudad estupenda en la que su gente es muy entrañable. Se echa mucho en falta, sobre todo cuando está uno mucho tiempo fuera y a mí me ha tocado estar unos diez años lejos por campeonatos mundiales, europeos, olimpiadas, etc... Por eso se acuerda uno muchísimo de su tierra y se alegra bastante de volver.