En la protección se suman factores paisajísticos, artísticos y naturales. :: MIGUEL GÓMEZ
La Caleta

Una joya de incalculable valor

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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«Niño, si vas a las piedras ponte las chanclas que te puedes cortar o resbalar». Es uno de los consejos más voceados en las mareas bajas de La Caleta. Es ese momento en el que el mar enseña su tesoro, pero sólo a los que están dispuestos a mirar con atención. Y si se tiene paciencia se ve. Porque esa capa verde sólo apta para el más caletero es vida. Es señal de que debajo de cada roca, en cada recoveco de piedra ostionera o poza existe una biodiversidad digna de un monumento natural. Porque los miembros de Agaden no se rinden y una vez conseguida su batalla con la modificación del proyecto del Castillo de San Sebastián piensan seguir adelante en una cruzada por declarar La Caleta monumento natural.

Para ello, ya ultiman un informe que esperan poder presentar a la Delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucia antes de finales de este año. En él, desmienten el informe que hizo en su día Tragsa para el Ministerio de Medio Ambiente, «en el que dieron muestras de no tener ni idea y de elaborar un inventario de un niño de Secundaria». Duras calificaciones que dirige Fernando Solís, ecologista y experto en La Caleta desde hace más de 30 años. Solís ya elaboró una alegación a este informe en que demostraba la riqueza natural de La Caleta con una descripción de las especies más destacadas. «Es imposible establecer un número exacto. Por eso es mejor hablar de comunidades enteras. En cualquier caso, su valor natural es bestial», explica este experto en biología que llegó a cifrar más de 200 especies de moluscos.

Una riqueza natural que lleva a poder comparar a La Caleta con una playa casi virgen como Cortadura. «Las dos son las más ricas de Cádiz», puntualiza Solís. En el caso de la playa de Intramuros, su riqueza le lleva a poseer en sus rocas y aguas «ecosistemas representativos de muchas costas españolas». Las comunidades engloban a peces, invertebrados, moluscos, aves o vegetación que aprovechan la configuración resguardada de la cala para vivir «en unas condiciones muy peculiares». En el caso de las pozas, por ejemplo, «viven animales muy específicos acostumbrados a las altas temperaturas», matiza Solís.

Riqueza de todo tipo

Sin embargo, al experto en La Caleta no le gusta hablar de ésta como elementos aislados. «El valor paisajístico todo el mundo se lo reconoce pero la playa tiene mucho más». Una idea que comparte José Luis Olmo, miembro de Agaden. Por ello, el informe que está elaborando la asociación ecologista hablará «de la importancia arquitectónica y cultural de la playa». La idea es crear un documento con el que se identifiquen los gaditanos para que se unan a las firmas que ya se están recogiendo que en Ageden cifran actualmente en unas 11.000.

El documento cuenta con la coordinación de Olmo y José Antonio Sánchez y la colaboración del propio Fernando Solís y de Pablo Waite que se ocupará de la dimensión histórica. Actualmente, Agaden se encarga de definir el ámbito de protección que se vería afectado por la declaración de monumento natural. «Se trata de definir el perímetro a protejer para después perfilar las especies». Aunque, lo que Olmo y Agaden quieren es «apelar a ese sentimiento caletero que tiene el gaditano, más que perderse en abstracciones biológicas».

Aunque Agaden cuenta con el apoyo de la Plataforma Salvemos La Caleta (integrada por multitud de asociaciones que se encargan de la recogida de firmas), Olmo no desaprovecha la ocasión para lanzar el guante al Consistorio: «Nos gustaría contar con el apoyo del Ayuntamiento, queremos implicarlo».

Todo lo necesario para conseguir una figura de protección que impediría que La Caleta se viera de nuevo en peligro y que protegería la pesca tradicional de la zona. Un monumento producto de un mano a mano de la naturaleza y el hombre, piropeado tantas veces que hace siglos que sus piedras trimilenarias perdieron ya la cuenta.