El edificio se encuentra cerrado y las obras están sin concluir. :: MIGUEL GÓMEZ
CÁDIZ

El destrozo del patio barroco de Ruiz de Bustamante sigue impune tres años después

Los elementos arquitectónicos protegidos permanecen sin colocarse en una finca que apenas ha sufrido cambios desde 2007

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Los vecinos de la finca colindante dieron la voz de alarma cuando descubrieron los destrozos ocasionados por la empresa promotora de las obras en junio del año 2007. Advirtieron, denunciaron y lo sufrieron en sus propias casas. Sin embargo, tres años después, todo sigue igual. La exquisita arquitectura del número 4 de la calle Ruiz de Bustamante sigue transformada en montañas de escombros que se pueden contemplar desde la vía pública y la ubicación de las arcadas de medio punto peraltadas y sus finas columnas de mármol, que quitaron del patio, son todavía unas de las grandes incógnitas a las que debe dar respuesta la actuación.

Este atropello contra el patrimonio histórico de la ciudad sigue impune, al menos, de momento, y cada vez parece más difícil que la promotora cumpla con el compromiso adquirido de reconstruir el patio tal y como estaba. Durante estos tres años, las obras han avanzado a un ritmo muy lento, y, en la actualidad, los obreros acuden con escasa periodicidad al viejo edificio. «Sólo escuchamos de vez en cuando algún camión cargando materiales», apunta una de las vecinas del número 6. Además, tres años después de la retirada de los elementos, existen muchas dudas sobre el estado en el que se conservan.

A la espera de la Justicia

El Grupo Municipal del PSOE es el único que sigue la batalla para depurar responsabilidades, tras la negativa del Ayuntamiento a actuar de oficio. En el año 2008 presentaron una demanda ante la Fiscalía de Medio Ambiente, que prosperó pero que, a día de hoy, sigue sin llegar a juicio. No obstante, la edil socialista, Natalia Álvarez, aseguró que el proceso continúa abierto y que no cesarán en su empeño hasta que los culpables sean sancionados.

Además, los socialistas han criticado duramente el cambio del grado de protección del edificio recogido en la aprobación inicial del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Del Nivel 1, que tenía en el anterior documento, se ha pasado a un Nivel 3, lo que permitirá más actuaciones sobre el edificio. Además, llama la atención que mientras en este caso se ha rebajado la protección, en las fincas colindantes se ha mantenido un nivel superior, siendo éstas de la misma época.

Hasta ahora, la promotora de las obras tan sólo ha tenido que hacer frente a una multa económica de 15.000 euros, impuesta en el año 2008 por la Delegación Municipal de Urbanismo. Tras abrirle este expediente sancionador y retirarle la licencia durante algunos meses, el Ayuntamiento volvió a concederle la licencia de obras para que retomase la edificación.

También debe rendir cuentas el propietario del número 4 de la calle Ruiz Bustamante a los dueños de las viviendas ubicadas en el edificio contiguo. Tras el derribo, esta finca sufrió numerosos desperfectos, como grietas e incluso el levantamiento de parte de la solería, que a día de hoy siguen sin ser reparados. Lola Sibón, una de las vecinas afectadas, asegura que desde entonces no han recibido ni la visita de los técnicos ni tampoco la llamada del correspondiente seguro de la finca.

Daños en los alrededores

Esta afectada comenta que los problemas se han agravado durante el último año, cuando han comenzado a aparecer en las paredes de su vivienda nuevas grietas. «He escrito a la alcaldesa y hemos pedido en Urbanismo que se nos atienda y nunca nos han contestado», criticó Sibón.

No obstante, la comunidad de propietarios del número 6 también cuenta con el compromiso, por escrito, de los responsables de la empresa, para arreglar estos daños cuando se terminen los trabajos que están llevando a cabo sobre la estructura. En este momento, la empresa continúa con su proyecto inicial que consiste en levantar un bloque de ocho viviendas con local comercial incluido. Ni los problemas ocasionados en el patrimonio ni la crisis en la venta de pisos han conseguido paralizar la construcción.