Aunque ya se aproxima el mes de julio, y otros años no ocurría igual, aún se pueden ver en muchos balcones de Cádiz carteles como el de la imagen que anuncian que la vivienda todavía no ha encontrado inquilino. :: FRANCIS JIMÉNEZ
Ciudadanos

Alquileres veraniegos en apuros

Los turistas piden periodos cada vez más cortos y llegan con presupuestos cerrados para gastar en el alojamientoLos contratos de pisos en la playa caen en julio y agosto por la crisis económica

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Los alquileres de pisos en verano también se resienten con la crisis económica y los recortes del Gobierno. A pesar de que cada vez está más extendida la concepción de las vacaciones como una necesidad más que como un lujo, lo cierto es que la precaria situación económica ha hecho estragos en los planes familiares. Y la costa gaditana depende precisamente de este turismo familiar. El mercado de los alquileres de piso ha caído tanto que muchas agencias inmobiliarias han dejado o están relegando esta parte del negocio para dedicarse a otras tareas más rentables. Causa demasiados quebraderos de cabeza y deja pocos beneficios. Sobre todo, porque los turistas demandan cada vez periodos más cortos para alquilar. «Si contabilizas el tiempo que inviertes en firmar contratos, recibir a los turistas, entrega de llaves, arreglo de desperfectos y eventualidades, labores de intermediación entre propietario e inquilino... Al final pierdes dinero», apuntó la agente de Inmobiliaria Puertatierra, Marian Calvo.

Uno de los agentes con más experiencia en la capital, Miguel Payán, de Inmobiliaria Hispania, afirmó que este año la demanda ha caído en torno a un 30%, «y el año pasado ya descendió en un porcentaje similar». El agente comercial explicó que, «en cualquier caso, los precios han dejado de subir. Hasta hace un par de años los alquileres subían entre un 10% y un 15% cada verano. Y esto ha parado». La demanda ha bajado a lo largo de todo el verano, pero el descenso en las llamadas a las inmobiliarias se ha notado especialmente para los alquileres de julio, un mes en el que ya el año pasado quedaron muchos pisos sin alquilar.

Más baratos

Los precios son diferentes según la zona de la costa gaditana. En Conil se puede contratar un piso de dos habitaciones, durante una quincena de agosto, en primera línea de playa, por unos 1.200 euros. «Y hasta por 900 euros si el apartamento está ubicado en el interior del pueblo», según explicó Fernanda Domínguez, desde Gestión Inmobiliaria Conil Playamar. Pero no sólo hay diferencias por municipios. Dentro del mismo término municipal de El Puerto los precios y las calidades varían mucho. Valdelagrana, Las Redes o Vistahermosa ofrecen una amplia carta de alquileres con diferentes tarifas. Este verano se puede encontrar en Valdelagrana un piso de tres habitaciones, para una quincena de agosto, por 1.300 euros. La gerente de la Inmobiliaria Gallardo, Inmaculada Gallardo, apuntó que esta temporada está siendo muy buena en este punto de la costa. «Hemos recibido ya la llamada de todos los clientes habituales, para alquilar en julio y agosto, y se están sumando otros nuevos», explicó la agente inmobiliaria. Aunque Gallardo reconoció que la primera quincena de julio «está resistiéndose un poco».

En Vistahermosa, donde hay pocos pisos a pie de playa, la oferta de una de estas escasas viviendas de cuatro o tres dormitorios, para una quincena «sube desde los 3.000 euros hasta los 6.000 euros, como máximo», según apuntó Fátima Borrego, desde Hogar Trébol.

Los recortes en los presupuestos familiares no sólo afectan al precio y a la duración de los alquileres. Ahora es muy difícil que se alquilen los apartamentos ubicados en segunda línea de playa y, peor aún, los que están en el centro histórico de la población escogida. «El 80% de los veraneantes vienen buscando vistas al mar, aunque con sólo cruzar la Avenida de Cádiz el precio baje 500 euros», explicó Payán, quien añadió que la mayoría de los turistas de la capital vienen desde Sevilla, Madrid y Extremadura y «llegan deseosos de ver el mar». De ahí que, en numerosas ocasiones, el precio no sea el factor determinante para que un piso se alquile en verano. Los inquilinos tienen ahora mucho más peso en la negociación del contrato y en muchos casos cierran el tope máximo que quieren o pueden pagar. El regateo es una práctica cada vez más habitual y que los propietarios acepten el precio que ofrece el inquilino, también, puesto que temen que su vivienda se quede vacía todo el verano. Como último apunte, las agencias cierran siempre la conversación denunciando la competencia desleal de quienes ofrecen y contratan alquileres sin declarar su actividad.