Fernando Iwasaki, Alejandro Lugue y Eduardo García intercambiaron reflexiones sobre la identidad del poeta. :: LA VOZ
feria del libro 2010

En busca de la patria perdida

Iwasaki, Alejandro Luque y Eduardo García exploran la identidad atlánticaLos tres escritores reflexionan sobre la importancia de las raíces en la literatura en una mesa redonda

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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«La identidad es líquida, fluvial. Es preciso que fluya siempre», aseguraba ayer el escritor peruano Fernando Iwasaki en torno a una mesa redonda que congregó también a los poetas Alejandro Luque y Eduardo García. Tres 'voces del atlántico' que indagaron en el pasado, en las raíces y en la importancia de la patria para todas las personas en general y para el escritor en particular.

El escritor y periodista gaditano Alejandro Luque, quien abrió la charla, reivindicó la «dimensión mediterránea» de la cultura de Cádiz por encima de la identidad atlántica. «Nos encanta sentirnos fenicios y proclamar que pertenecemos a una civilización antiquísima».

Por su parte, Eduardo García, nacido en Sao Paulo, confesó que hasta hace bien poco renegó de su infancia brasileña. «No me he dado cuenta de que esos años te acompañan a todas partes hasta que he llegado a los cuarenta», apuntó el poeta que reside en Córdoba, donde muy a su pesar, se encuentra rodeado de olivos «y no de cocoteros como a mí me gustaría».

Esta fractura vital por el tránsito entre dos patrias o lenguas ha marcado la producción literaria de este autor y su mirada hacia la realidad circundante. «Los que no tenemos una patria clara o tenemos dos es cómo si no perteneciéramos a ningún sitio. Por eso inventamos mundos fantásticos e imaginarios». En este sentido, el poeta desveló que «cuando paso una semana en Brasil quiero volver a España pero cuando estoy aquí añoro las aguas turquesas, el olor a frutas exóticas...», bromeó Eduardo García.

Fernando Iwasaki, autor de 'Mi poncho es un kimono flamenco' reúne sangre peruana, japonesa y europea. El autor, prolijo escritor que se mueve entre muy diferentes géneros como el cuento, la novela, el ensayo y el artículo de opinión, reconoció que, al contrario que García, «a mí me gusta tener varios pasaportes, incluso me quiero sacar el japonés». «Yo llevo la identidad con deportividad», bromeó, «y creo que tener más de una patria es bueno».

Aun así, subrayó que lo que identifica una patria son los hijos. «Para mí España es la tierra más importante porque es donde han nacido mis hijos». Sin embargo, a sus paisanos japoneses «los he decepcionado como a nadie», afirmó socarrón.

El Atlántico, un muro

Para Iwasaki el Atlántico siempre fue «el océano que atravesamos para cumplir sueños y ambiciones que Europa alimenta». Para los latinoamericanos «es el camino a la fascinación europea». Mientras que reconoce que «a la inversa nunca fue así». Lo que siempre interesó a los países europeos de los americanos fue «el oro y la plata», aunque «América es mucho más que minas». Pese a que el Atlántico «siempre fue una barrera» entre las dos tierras de habla hispana, «los poetas restauraron los vínculos entre la poesía de las dos orillas, sobre todo en el siglo XIX». Borges, Neruda o Buero Vallejo contribuyeron a crear esa unión.

Según Iwasaki, «la patria del escritor es triple: la biblioteca, la memoria y la lengua, por eso, me da miedo que mi patria sea el libro electrónico, porque se te puede borar o acabar la batería...», bromeó.