Un libro sobre la Escuela Náutica inicia una serie sobre edificios modernos

En medio del debate sobre el derribo o la modernización de la Escuela Oficial de Náutica de Cádiz, una editorial viene a darle, a esta obra, el lugar que se merece. Olvidada durante años al considerarse una construcción menor, el edificio docente veía pasar tranquilo el tiempo hasta que se planteó la posibilidad de tirarlo abajo y levantar uno completamente nuevo.

El Colegio de Arquitectos fue al rescate y eso permitió plantear una alternativa abierta que ahora está en las manos del madrileño estudio Ayala, ganador del concurso público para su remodelación. Pero antes de que los andamios oculten su fachada, la editorial Lampreave ha realizado un último homenaje a la obra que idearan, a finales de los sesenta, Luis Laorga y José López Zanón.

La monografía reúne todo un compendio de documentos que ayudan al lector a comprender y conocer el edificio. Ayer lo presentaban en la sede colegial, el decano, Ramón Pico, junto con el editor, Ricardo Lampreave y el catedrático de la Universidad de Sevilla, Víctor Pérez Escolano.

Los tres resaltaron la importancia del centro náutico que, durante tres décadas, ha recordado a un gran navío encallado junto a La Caleta. «Se trata de un intento de rescatar obras consideradas menores que han aumentado su valor con el tiempo», destacó el responsable de la colección 'Segunda' -por seguir el léxico de las divisiones deportivas-.

Las ilustraciones del libro de título 'La Escuela Oficial de Náutica y formación náutico-pesquera de Cádiz' ha corrido a cargo de Juan Carlos González-Santiago, que ha retratado la imagen actual del edificio contrapuesta a la de su inauguración a finales de los sesenta.

Tanto el decano del Colegio de Arquitectos, como el catedrático Pérez Escolano alabaron la labor «titánica» llevada a cabo por Lampreave, cuyo volumen se puede adquirir ya en la librería Quentum.

La serie se irá completando con monográficos sobre la Unidad Vecinal del Taray en Segovia -creada por los arquitectos Aracil, Miquel y Viloria- y el edificio comercial de la plaza Benavente de Madrid, de Luis del Cubillo.