Presidencia difuminada
España se ha quedado al margen de las iniciativas europeas frente a la crisis
Actualizado: GuardarCuando está próximo el ecuador de la presidencia de turno española de la UE, el balance no puede ser positivo a la vista de la pobre actividad desplegada y la escasez de objetivos alcanzados. En parte porque la crisis económica, que en España tiene una especial intensidad, absorbe casi todas las energías nacionales y comunitarias, y en parte también porque la entrada en vigor del Tratado de Lisboa amortigua el papel de la presidencia semestral en beneficio del presidente del Consejo Europeo y del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores. Así, Zapatero no viajará este semestre a Rusia, ni a Canadá ni a Japón como estaba inicialmente previsto porque será Herman van Rompuy quien lo haga. El mal papel del presidente del Gobierno en Davos, donde aceptó que se visualizara una peligrosa e irreal paridad entre la situación griega y la española, ha restado al Gobierno capacidad de prescripción en lo tocante la crisis, de forma que España se ha quedado prácticamente al margen de las iniciativas al respecto (financiación de la deuda griega, reforma del sistema financiero, creación o no de un Fondo Monetario Europeo), sin que resulte inteligible la falta de propuestas concretas en algún asunto, como la regulación de los 'hedge funds', que rebrotan ya con fuerza pese a haber estado en la génesis de la recesión.
En realidad, tras el plantón de Obama, y al margen de las reuniones de los Veintisiete a diferentes niveles, quedan apenas dos grandes citas internacionales, que también peligran: la reunión de países de América Latina, afectada por la crisis de nuestra relación con Venezuela, y el encuentro de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión por el Mediterráneo, comprometida a todas luces por el recrudecimiento del conflicto de Oriente Próximo. Como ya es habitual, la opinión pública española presta mínima atención a los acontecimientos europeos, por lo que la apatía en esta ocasión no es sorprendente. Sin embargo, llama la atención el hecho de que arrecien precisamente ahora los rumores de una remodelación del Gobierno, quemado por la recesión, que no se produciría sin embargo hasta la conclusión del semestre. Lo que indica que es el desarrollo de la crisis y no los compromisos continentales lo que ocupa y preocupa a los ciudadanos.