El colectivo defiende la catalogación administrativa de La Caleta por considerarla un paisaje de valor inigualable. :: MIGUEL GÓMEZ
CÁDIZ

Caleteros del mundo: uníos

La oposición a recuperar el Muelle del Socorro y a la ampliación del acceso a la fortaleza, primeras dos batallas de la plataformaLos proyectos de reforma del Castillo de San Sebastián causan un efecto imprevisto: la creación de un movimiento proteccionista que ya suma casi 2.000 miembros

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Sin que medie un pasodoble. Sin euforias carnavalescas ni amores de puesta de sol. Más allá del tipismo y los golpes de pecho. Unos cuantos gaditanos -muchos y subiendo- han decidido que deben proteger La Caleta, la consideran un paisaje fundamental y, últimamente, amenazado.

Así que sin esa carga de admiración costumbrista que se ha pegado como una lapa a su semisecreto mapa de piedras con nombre, han decidido defenderla todo el año, en serio, sin folklore ni sentimentalismo a fecha fija.

Tienen otros argumentos, como el conservacionismo, el ecologismo y la protección del patrimonio monumental, histórico y natural.

Para defender la configuración, el pasado y la variada riqueza de la única playa de Intramuros, la más popular y cantada de la ciudad, han decidido agruparse en una plataforma cívica.

Esa ha sido la inesperada respuesta al conjunto de proyectos que, curiosamente, pretenden ponerla en valor, situarla (a través del Castillo de San Sebastián) en el centro del escenario del futuro Cádiz de 2012. El Consorcio del Bicentenario, sin pretenderlo, encendió la mecha. La rehabilitación de la fastuosa fortaleza estaba llamada a gustar a casi todos, pero ha provocado el efecto contrario. Ha conseguido organizar y consolidar un movimiento de rechazo de aspecto persistente.

Se trata de la recién constituida Plataforma Salvemos La Caleta, que se presentó la pasada semana con una campaña de recogida de firmas para que ese entorno sea declarado monumento natural y así se salve «como patrimonio de los gaditanos, en el presente y en el futuro» de las agresiones que sus defensores creen que puede sufrir.

Esos ataques, centrados siempre en el proyecto de recuperación del mayor de los castillos que abrochan la orilla, son dos: la recuperación del Muelle del Socorro, por el dragado, la destrucción de piedra y la posible contaminación que supondría y el ensanche de algunos tramos del paseo Fernando Quiñones. La plataforma cree que ampliar el paso que lleva desde la ciudad hasta el castillo supone también destrucción, alteración y deformación de un paisaje insustituible.

Aunque el Consorcio del Bicentenario (que agrupa a Gobierno, Junta y Ayuntamiento de Cádiz, entre otras instituciones) creía contar con unánime apoyo en este proyecto de recuperación, la mecha encendida por la oposición al Muelle del Socorro ha demostrado que hay opiniones contrarias. Y muchas. Cada vez más. Por dar una cifra, en constante movimiento, el grupo ya cuenta con 1.800 adhesiones en apenas 15 días de actividad formal y organizada.

Esos firmantes, colectivos y particulares, que aún prefieren hablar de forma colegiada, sin identificar portavoz, creen «inadmisibles» proyectos que dicen descubrir «a cuentagotas, en la prensa». Especialmente, los dos mencionados.

Declaración de intenciones

Pero más allá de esas dos batallas, se plantea una guerra genérica. El colectivo considera que La Caleta nunca debe tocarse, debe ser protegida para siempre por considerar que se trata de «un patrimonio de inestimable valor para la sensibilidad de cualquier ciudadano de Cádiz». Como anticipo de futuros rechazos, afirma que se opondrá a «cualquier modificación del interior» de la fortaleza cuando los fines sean «especulativos, de lucro personal y de privatización de los espacios públicos». También expresa su anticipada negativa a la construcción, «justificada como supuesta restauración», de edificaciones que no respeten el entorno paisajístico mencionado y que provoquen «impacto visual».

El colectivo, más allá del patrimonio histórico y la defensa del entorno natural, incluso ha hecho pública, a través de su blog y comunicados de prensa, algo parecido a una declaración de intenciones ideológicas. Salvemos La Caleta asegura que aspira a un «uso público y no especulativo, popular y no privativo del Castillo de San Sebastián. Que encaje con el entorno paisajístico y respete el medio ambiente».

Esta vez no consiste en cantar las bellezas de La Caleta en febrero, se trata de trabajar ordenada y colectivamente sin pausa para conseguir que sufra el menor número posible de alteraciones paisajísticas, históricas y medioambientales.