Jerez

«No se abusaba de las mujeres en el club, ni se les obligaba a nada»

José Espadas Recepcionista y camarero del hotel Fontana de Los Barrios

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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José Espadas (40 años) dice que los últimos cuatro dias han sido una «pesadilla». La Guardia Civil lo detuvo en la redada de la 'operación Toscana', imputado como un miembro de una red de explotación sexual a las órdenes de la familia Galán.

-¿Cómo han pasado estos tres días y medio en los calabozos?

-Ha sido una pesadilla; nos acusaban de maltratar a las prostitutas, pero a nosotros nos han tratado como a perros. Teníamos una manta y un colchón de espuma para tres o cuatro, y en el juzgado estábamos todo el día sentados. Además no nos han permitido asearnos para nada, yo sigo con la misma ropa con la que salí el martes de mi casa. Tampoco hemos comido bien.

-¿Cuál era su trabajo en el club de alterne?

-Entré como camarero en La Fontana en noviembre, pero pedí ser recepcionista, porque pagaban más y había que estar menos horas de pie. Llevaba sólo un par de semanas en la recepción el día de la detención; los otros camareros se fueron esa noche. No he hecho nada malo, sólo buscarme las habichuelas con algo que no es lo mío, porque soy pintor.

-¿Cobrabas tú por los servicios de las prostitutas?

-No. Aquello funcionaba como un hotel. Los clientes me pagaban 25 euros en los dos primeros pases y el precio de las sábanas. Las chicas que no trabajaban no pagaban las habitaciones, podían estar varios días viviendo sin pagar

-¿Qué le ha preguntado el juez?

-Fui el primero en declarar el jueves, no más de diez minutos. Me preguntaban si alguien maltrataba a las chicas, si se les forzaba a estar allí o si se vendía droga. Yo le dije que la droga que veía es la que sirvo, alcohol y tabaco, y es legal. Nadie abusaba de las mujeres en el club, ni les obligaban a nada.

-¿Se les imponía una dieta?

-En absoluto, las chicas tenían de todo. Había neveras de ensaladas, carne y pollo todos los días, pan caliente y todo para el desayuno. Además, el comedor era un bufé, así que podían repetir varias veces. Me preguntaba uno si aquello era una ONG. No, pero lo que digo es sólo la verdad.