Benzema rescata al Madrid en Sofía

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Frente a un rival de tercera fila pero que se empleó con mucho más coraje y orgullo que los campeones de Europa, Carlo Ancelotti tuvo que recurrir a todas las estrellas para que su equipo remontase y evitara el ridículo en un duelo que señaló a jugadores como Marcelo, Illarramendi, Modric o Bale, y acabó con Cristiano Ronaldo tocado tras recibir una fea entrada. Karim Benzema salió como revulsivo, cumplió a la perfección su papel y logró el gol del triunfo en un choque en el que los búlgaros rozaron la proeza, como en Anfield, pero acabaron derrotados y molestos con el árbitro escocés. Iker Casillas realizó dos intervenciones de mérito pero volvió a encajar un gol a balón parado.

Para no haber «rotaciones programadas», según dijo Carlo Ancelotti en la víspera, el técnico italiano cambió bastantes piezas en su engranaje. Jugó Arbeloa en lugar de Carvajal, entraron Illarramendi y Modric para dar descanso a Kroos y James, e irrumpió Chicharito en ataque para que Benzema pudiera vivir relajado el duelo desde el banquillo hasta que tuvo que acudir al rescate. El que no para es Cristiano, que deseaba jugar en Bulgaria para dar caza a Raúl como máximo goleador de la Champions y se quedó a dos goles del ‘7’. A pesar de estos movimientos que daban una oportunidad a jugadores españoles que reclaman más minutos, el campeón de Europa salió adormilado a Sofía. No debe de motivar mucho a los favoritos saber que el equipo más laureado del mundo se mide a un recién llegado, a un equipo que hasta hace tres años ni tan siquiera había alcanzado la élite en Bulgaria. Tampoco conocer que el duelo se jugaba en un exilio para el Ludogorets, ya que la UEFA le impide jugar en la pequeña Razgrad y en el diminuto Arena de esa localidad, a unos 330 kilómetros de la capital.

Este partido y el largo viaje les sobraba a los merengues, que estrenaron en competición oficial el traje negro con el dragón, pero representaba todo un acontecimiento para el modesto rival y todo su país. Sólo una vez el Real Madrid había jugado en Sofía en la máxima competición y fue hace ya 35 años, cuando ganó por la mínima con un gol de Roberto Martínez. El duelo era un motivo de euforia y orgullo nacional patriótico para los aficionados búlgaros, que llegaron a pagar hasta 350 euros en la reventa para poder ver a estrellas como Cristiano. Era el partidazo del año para el país, por encima incluso de los choques de la selección local en la fase de clasificación para la próxima Eurocopa.

El mayor ímpetu de los locales, a los que los jugadores de Ancelotti dejaron hacer porque no les presionaron en la salida desde atrás, encontró premio pronto. Por enésima vez, el Real Madrid erró en la defensa de un saque de esquina. El portugués Espinho la puso en el primer palo, peinaron hacia atrás y el brasileño Marcelinho, el mejor jugador de este equipo, cabeceó a placer en el segundo palo. Como si Demendzhiev, técnico local que hasta hace meses siempre había ejercido como segundo entrenador, hubiera estudiado los vídeos de los últimos derbis entre Real y Atlético.

Dos penaltis

Un pequeño acelerón del equipo español sirvió para forzar el primer penalti, muy claro por derribo al móvil Chicharito. Lanzó Cristiano pero Stoyanov le adivinó la intención. Estaban muy compactos los búlgaros, que protestaron con razón la segunda pena máxima señalada por un roce entre Cosmin Moti, héroe local por esos dos penaltis parados ante el Steaua de Bucarest en la previa, y Cristiano. Esta vez el luso tiró raso. El portero se lanzó bien pero no llegó. Desde un duelo en 1997 ante Olympiacos, al Real Madrid no le pitaban dos penaltis a favor en un duelo de Champions.

De forma paulatina, el Madrid se hizo claro dominador de la situación, aunque sin crear grandes ocasiones. Isco fue su mejor jugador y organizó desde el centro del campo lo suyo y lo que le correspondía a un Modric desaparecido. Erró el asistente al señalarle un fuera de juego a Cristiano en una jugada de gol y acertó al indicar la posición antirreglamentaria de Bezjak, que luego dribló a Casillas y marcó pero la jugada estaba invalidada mucho antes. Ancelotti tardó en mover fichas, ya que no lo hizo hasta mediada la segunda parte, cuando recurrió a Benzema, el hombre del partido. Antes, Chicharito había errado un gol cantado y Casillas se lució al desviar sendos disparos de Espinho y Marcelinho. Se adornó el portero madrileño pero fueron dos paradas claves. Nada más entrar, Karim le dio un gran pase a Cristiano, cuyo remate sacaron desde la raya de gol. Luego se incorporó Kroos en lugar del peor Modric y también Jamés por un agotado Isco. Igual que sucedió en el tramo final del primer acto, el duelo ya se le hacía largo al Ludogorets. Y acertó al fin Benzema en una jugada aislada, tras centro de Marcelo. Quedan los puntos y el dolor de Cristiano.