El Juli, durante la entrevista. / A. FERRERAS | V. CARRASCO

«Encontré una animadversión en la gente muy difícil de superar»

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Está considerado una de las grandes revelaciones de la tauromaquia de las últimas décadas. Forjado como novillero en México, tomó la alternativa con poco más de quince años, convirtiéndose en el diestro más joven de la historia. Desde entonces hasta ahora, la vida de Julián López Escobar, 'El Juli ' (Madrid, 1982), ha sido una lucha constante contra la adversidad, renaciendo con más fuerza si cabe cuando venían mal dadas. Una historia que su hermano mayor, Ignacio López, ha decidido poner por escrito en 'El Juli sin comillas' (Espasa), descubriendo la parte más humana de un diestro que, tras conocer el éxito, pudo observar con nitidez el desdén de la crítica y la afición. Pero en vez de desfallecer, sacó pecho y arreció contra el toro apostando por sí mismo. Asegura que ganó.

-¿Quién es realmente El Juli ?

-Una de cosas que más me preocupa de mi vida es que, después de tantos años, la gente pueda tener una imagen de mí que no sea real. No digo mejor o peor, sino que no me sienta identificado con lo que la gente asocia conmigo. Creo que en este libro se expresa bastante bien mi forma de ser, mi carácter, mis inquietudes y me siento muy identificado. Creo que, en cierto modo, cualquier persona que lo lea me puede conocer mejor.

-¿Qué le costó más, llegar o mantenerse?

-Lo más difícil ha sido mantenerme y, sobre todo, seguir triunfando mientras seguía buscando mi propia tauromaquia. Me costó darle la vuelta a la imagen que tenía la gente de mí como un niño torero.

-¿Qué momento recuerda con mayor pesar?

-La incomprensión del público. Hubo un momento en que dejé de disfrutar banderilleando, no sentía que fuera verdad lo que estaba haciendo. Encontré una animadversión en la gente muy difícil de superar y había días en los que hacía cosas taurinas muy importantes y no percibía que me las valoraran.

-¿Ha conquistado la tranquilidad?

-Hay veces ahora que, haciendo menos, me aplauden más que antes, cuando hacía más. Pero también lo entiendo porque la imagen que doy es más de plenitud y felicidad, y eso es lo que más se transmite.

-¿Tiene solución el distanciamiento con Sevilla?

-Sí, está en manos de los maestrantes que, a día de hoy, no han reaccionado. Esperemos que lo hagan.

Los matadores que no toreamos en Sevilla estamos perdiendo mucho, y lo mismo le ocurre a la afición.

-¿Le gustaría torear el próximo año en Sevilla?

-Sevilla es la plaza en la que más me gustaría torear ahora mismo. El año pasado abrí la Puerta del Príncipe y al día siguiente recibí la cornada más dura de mi carrera, pero es la plaza que en estos últimos años más me ha dado y donde para mi gusto se vive con más respeto la tauromaquia. Para mí es un dolor tremendo no poder torear en Sevilla en una temporada tan especial para mí.

-¿Se permite algún error?

-He cometido muchísimos errores, me he confundido muchas veces y no he sabido expresar lo que quería. Lo que más me hubiera gustado es haber adquirido antes la madurez y los pensamientos que tengo ahora. He tenido que vivir las circunstancias que me venían sin estar preparado psicológicamente, sin tener claro lo que quería o necesitaba de verdad.

La familia

-¿Cómo le gustaría que le recordaran?

-Como alguien que se ha entregado sin medida a una profesión, a una vocación, a una familia y a unos amigos.

-¿Cómo cambia la vida ser padre?

-Yo había vivido siempre pensando en mí. Todos somos egoístas inconscientemente. Pero cuando tienes un hijo, lo primero es él y tu familia, que ellos estén bien, que no les pase nada y luego ya lo adecúas a tu vida.

-¿Le teme más a la plaza desde que tiene descendencia?

Sí. Torear da miedo, te juegas la vida. El año pasado sentí que mi vida se iba y, cuando eres consciente de lo que tienes, sales de casa para ir a torear y al despedirte piensas en que puedes no volver. Es durísimo, pero esta es una vocación tan fuerte y tan irresistible que la necesitamos. Necesito torear para vivir, es mi forma de vida y no sería feliz si no toreara. Mi familia lo sabe y me apoya.

-¿Seguirá habiendo corridas dentro de cien años?

-El toreo es eterno. De hecho, sigue siendo el segundo espectáculo de masas en España y mueve unos números de orden económico, medioambiental y laboral que no los tiene ningún ámbito. Ahora parece que viene el acabose porque las cosas van peor, pero el toreo está creciendo con respecto a hace 20 años y eso es un puntal a nuestro favor.