Anelka, durante un acto en Kuwait. / YASSER AL-ZAYYAT (AFP)

Anelka agota la paciencia del Atlético Minieiro

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Mientras al otro lado del mundo la parroquia del Atlético Minieiro no dejaba de preguntarse por él, Nicolas Anelka aparecía por sorpresa en Kuwait. Se trataba, según sus palabras, de un "viaje espiritual". Una visita financiada por el Ministerio de Asuntos Religiosos del país para que el denostado astro francés, que deambula por el universo de la polémica desde que fuese despedido del West Bromwich Albion por realizar un gesto antisemita en un partido, diese una charla en un cónclave de jóvenes musulmanes. Por tanto, el estilete galo decidió mantener un pulcro y devoto silencio sobre su fichaje por el club brasileño, anunciado por la entidad hace diez días.

La paciencia del Mineiro terminó de vaciarse esta madrugada, cuando la dirección del equipo confirmó que desistía de consumar esta operación. "Está fuera de la baraja del Atlético", aseguró Eduardo Maluf, responsable deportivo, que reprochó en varios medios la actitud "poco profesional" que había mostrado. "La grandeza del Atlético Miniero es mayor a la suya", remachó contundentemente Maluf, que anunció acciones legales contra el agente del jugador. Unas palabras que rubricaban la 'impugnación' del "Anelka é do Galo" -'Anelka es del Galo (apodo por el que se conoce al club)- que el presidente de , Alexandre Kalil proclamó en Twitter la noche del cinco de abril

Tras su esporádica aparición, poco o nada se sabe del francés. Su viaje a Oriente Medio no había sido notificado a sus nuevos jefes. Anelka, que abrazó hace años el Islam y que ha critica a Occidente en muchas ocasiones por distorsionar la imagen de esta religión, hizo llegar presuntamente un mail a la dirección del Atlético, donde milita el veterano 'Ronaldinho', informando de que no podría pisar suelo brasileño antes del 19 de abril. "Decidimos entonces que el contrato está cancelado", zanjó sobre el supuesto preacuerdo firmado hasta 2015.

Con este culebrón, el deportista, de 35 años de edad, sigue sumando muescas a su 'rosario' de polémicas. El plantón al Atlético se une ahora a la lista donde figuran el 'quenelle' que realizó el pasado mes de diciembre en el césped del Upton Park -algo que le valió una sanción de cinco encuentros y una cuantiosa multa- o su expulsión de la concentración de la selección francesa en el Mundial de Sudáfrica en 2010 por supuestamente espetar a Doménech "sucio hijo de puta" cuando el técnico puso en cuestión su rendimiento en la primera mitad del partido ante México. En ambas situación, el exjugador del Real Madrid se sacudió toda responsabilidad. Dice que desconocía el significado del gesto y aseguró que nunca pronunció la ofensa al seleccionador nacional. Quién sabe ahora si en los próximos días dirá que él nunca firmó nada y colará otro polémico gol, el enésimo de su carrera.