Sandra Carrasco, junto a Yeray y Melón. / Óscar Chamorro

«A veces me siento demasiado sobrevalorada»

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Hace apenas tres años, Sandra Carrasco (Huelva, 1981) irrumpía en la escena musical de la mano del productor Javier Limón, que supo ver en la onnubense una artista en ciernes supurando talento. Tradujo su fuerza en un primer disco homónimo, 'Sandra Carrasco', donde demostraba sus dotes sentimentales -que no técnicas, admite- para el flamenco en un sorprendente debut, logrando ser reclamada para compartir escenarios de grandes artistas de todo el mundo. La polefacética onubense cambia ahora el flamenco por los sonidos latinos en un segundo disco grabado íntegramente en acústico: 'Océano', publicado el 18 de marzo. Con un sonido más maduro, Carrasco afronta en este trabajo el amplio repertorio de sonidos latinoamericanos, lanzándose al tango, la bossanova, el bolero y el pop y haciendo suyos temas ya históricos como 'Sabor a Mí', 'Por una Cabeza' 'Madrecita', 'Piel de Canela' o 'Resistiré'.

- ¿Cómo has afrontado el cambio del flamenco a los ritmos latinos?

Era el momento, me apetecía y ha surgido así. Sabía que quería cantar esas canciones y quedaban bien. Después se incluyó un cuarteto latinoamericano y el resultado está en el disco.

- ¿Siempre es un riesgo versionar temas clásicos?

Me lo he empezado a plantear después, porque al inicio no había ninguna pretensión. Ha sido después cuando me he dado cuenta de que estaba expuesta a comparaciones, sobre todo con temas que ya han sido interpretados por mucha gente. Como no ha sido premeditado si no algo natural, creo que el disco tiene mucha personalidad.

- ¿Cómo ha sido la selección de temas?

Conocía casi todas las canciones, excepto un par de ellas que me aportaron después. Algunas me las han redescubierto personas de mi familia como 'Oh, qué será', que la transmitieron con un cariño y una pasión que me enamoró. Me gusta servir y ser útil para los que están a mi alrededor, muchas de ellas son aportaciones de gente que quiero; canto para que los demás se sientan felices.

- ¿Tenías claro desde el principio que sería un disco acústico?

Lo tenía clarísimo. Ya había probado a grabar un disco lleno de pistas y era un poco frío porque en un estudio estás rodeado de máquinas. Quería hacer ahora todo lo contrario, sentir la música a mi lado, el efecto dominó que tiene cuando sientes a tu lado alguien que está tocando, se va creando un clima con el tempo que todos tenemos. Y tampoco quiero engañar a nadie. La verdad del directo, de la música, lo que escuchas en el disco es lo que puedo hacer aquí, sin distorsiones, con la materia orgánica, la materia musical viva; que sientan lo que yo sentí grabándolo. Además, este país está un poco falto de ello, pocos se atreven a hacerlo y no lo entiendo porque es lo más sencillo.

- Cambiar de registro, hacer un disco de versiones y en acústico... como poco es un disco valiente

Me siento muy orgullosa del trabajo que he hecho, pero no creo que sea una valentía. En América se hace así, los Beatles lo hacían así y muchos otros artistas también, no creo que sea una valentía ni que haya que colgarse medallas. He cambiado de registro pero porque no soy la misma persona que hace dos años, ni siquiera soy la misma de ayer. Cada vez tiro más por lo sencillo por lo natural y las cosas normales, no me gusta el recargamiento ni las fantasías. Me gusta la vida, ¡es tan bonita! Un café, el sol, un paseo… La música la considero igual.

- La vuelta a lo esencial, ¿se está revelando como una tendencia?

Creo que tiene que ver con la época en la que estamos y con la tecnología. Ahora se puede hacer cualquier cosa con máquinas y lo mismo hay muchas generaciones que han abusado de la mano de la máquina cuando lo más bonito es la mano del hombre. Y la sensibilidad que tenemos nunca la tendrá una máquina. Nosotros por ejemplo no hemos grabado con claqueta sino con nuestro propio ritmo y animo a que todo el mundo lo pruebe, porque es precioso.

- Tango, bolero, bossanova…. pero el sonido flamenco siempre sale, ¿te consideras ante todo flamenca?

Me considero músico, artista, cantante, intérprete... y el flamenco va dentro de mí. Soy aficionada al flamenco y tengo gusto; sé lo que vale y lo que no. Lo mismo luego no estoy preparada para interpretarlo perfecto pero siento el flamenco, que es la base, es nuestro patrimonio, es la música… Pero ante todo soy músico.

- Ser la apuesta de Javier Limón y ahora de la discográfica, ¿dispara la presión?

A veces me siento demasiado sobrevalorada. La vida es extraña. A veces estás en un sitio rodeada de gente importante y otros días no hay nadie, estás en casa y solo tienes para un café. Me siento feliz en todos los lados; en mi casa, con mi marido, con la gente que me quiere. Estoy tranquila y en cada momento intento hacer las cosas como las tengo que hacer, portarme bien con todo el mundo y ser lo más normal del mundo. Eso, después, vendrá a ti de alguna forma. Estoy feliz y satisfecha y, en realidad, me fio de todo y no me fío de nada, no se cuándo voy a morirme así que intento estar bien.

- ¿Cómo esperas que el público acoja tu nuevo disco?

Valoro la respuesta del público, estoy satisfecha y me encanta que la gente lo esté y, si no, también porque cuando todo se aplaude es que algo no está bien. Estoy encantada de ganar público nuevo y también de ver que algunos no están porque ahora tocaba eso y sobre todo me encanta ver que a alguien le fascine lo que hago, eso me llena el alma porque significa que ha entendido el resultado del disco.