Samantha Fox, que saltó al estrellato tras aparecer en 'The Sun'. / Archivo
mundo 'british'

Murdoch acaba con las chicas desnudas

El magnate del periodismo insinúa que eliminará la Página 3 de ‘The Sun’, un rincón del periódico dedicado a chicas desnudas

MADRID Actualizado: Guardar
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Las fotografías de chicas desnudas, una de las tradiciones más arraigadas en la prensa sensacionalista británica, tienen sus días contados en ‘The Sun’. Se acabaron los pechos, las poses insinuantes y los textos picantones. La campaña que inició en internet una activista social puede cobrarse una pieza de caza mayor. Tras seis meses de presión, Rupert Murdoch, propietario del periódico sensacionalista y del grupo News Corporation, parece haber accedido a terminar con esta reliquia de los años 70. En su cuenta de Twitter el magnate ha insinuado que la Página 3, como se conoce popularmente al espacio dedicado a las chicas desnudas, será sustituida próximamente por un espacio dedicado a los famosos con más glamur. Eso sí, conociendo el periódico, se tratará probablemente de una página dedicada a salvajes ‘Argg’.

Pero el hecho es que se acaba la Página 3, y con ella, una buena parte de la historia de la prensa amarilla. Fue el diario ‘The Sun’ el que en noviembre de 1970 decidió lanzar una innovadora propuesta: llevar todos los días a la tercera página del periódico la fotografía de una chica desnuda. La primera fue la modelo alemana de 20 años Stephanie Rahn y a partir de ella, centenares de jóvenes aspirantes a estrellas mediáticas enseñaron sus pechos en ‘The Sun’.

Durante años, la Página 3 fue contemplada por la mayoría de los británicos como una vía de escape para los problemas del día a día. Aquellas chicas vestidas (casi sería mejor decir ‘desvestidas’) de futbolistas, tenistas, cantantes o de Papa Noel, cuando llegaba Navidad, podían ser las vecinitas del quinto. Dirigido a un público eminentemente masculino, ‘The Sun’ dio en el clavo, y durante cuatro décadas, las chicas de la Página 3 fueron el símbolo de la pujanza de una parte de la prensa británica, la sensacionalista, capaz de cargarse a un ministro con solo airear sus líos de faldas.

Reticencias y protestas

No quiere esto decir que no hubiera siempre reticencias. Asociaciones feministas clamaron durante años en el desierto de la sociedad británica, que miraba hasta otro lado, hasta que la escritora y actriz Lucy-Anne Holmes comenzó en internet una campaña con el explícito nombre de: ‘No a la Página 3’. A través de Facebook (más de 7.000 me gusta), Twitter (por encima de los 12.000 seguidores) y Change.org, Holmes se dedicó a recoger apoyos. Y su historia, al parecer, llegó a conmover al duro Rupert Murdoch. En las páginas de ‘The Guardian’ Holmes relató: “Hasta los 35 años no dejé de preguntarme: ‘¿Por qué odio mis tetas?’. Y la respuesta estaba en que yo me pasaba todo el día comparándolas con las que veía en el periódico que compraba mi hermano”.

De aquellos complejos femeninos brotó una iniciativa a la que se han sumado influyentes personalidades del Reino Unido y que está a punto de concluir con éxito. “Yo solo pienso que en 1970, un grupo de hombres, en una cultura de machos en los medios de comunicación, en un país de machos, decidió colocar pechos desnudos en un periódico. Ahora, en 2012, estamos en una sociedad diferente”, argumenta Holmes, que parece haber convencido a Murdoch para acabar con ese recuelo de otra época. Los tiempos, efectivamente, han cambiado, así que muy pocos echarán de menos la Página 3.