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El blog que no para

Un parado en edad difícil, que ha trabajado como director financiero y sabe cuatro idiomas, escribe una bitácora donde relata mucho más que su día a día para encontrar un empleo

MADRID Actualizado: Guardar
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Tiene 53 años -aunque aparenta algunos menos-, y es abuelo joven. Ha sido director financiero, maneja con soltura cuatro idiomas, se levanta a las siete de la mañana y no para en todo el día. Se llama Carlos Grande Iglesias, es uno de los 5.693.100 desempleados que hay en España y seguramente uno de los más optimistas, a pesar de que se encuentra en esa edad que otorga un impagable punto de madurez y experiencia... pero parece maldita para volver al mercado laboral. Carlos lleva un año buscando trabajo "desesperadamente". Pero él no desespera en absoluto. Todo lo contrario. Su ilusión por vivir lo cotidiano, por cocinar para su familia, por la lectura (su gran pasión), por mantenerse al día en las últimas novedades legales y fiscales -"engrasando la maquinaria para cuando me contraten; si te oxidas, mal asunto"-, es comparable a su esperanza de que algún día suene en el móvil la deseada llamada que suponga un sueldo a fin de mes. Y todas esas sensaciones las vuelca en su blog (http://unparadoentarragona.blogspot.com), donde ayer, por ejemplo, daba las buenas noches a sus seguidores con estas líneas, que reflejan un optimismo a prueba de bombas: "Que tengáis una buena noche, que soñéis con los angelitos, que seguro que mañana alguien nos va a llamar para contratarnos". Con ese entusiasmo se acuesta y con ese mismo ánimo se despierta. Donde otros ven sombras, él ve luz, donde otros ven vendavales, él espera que cambie el viento, pero, por si acaso, tiene las velas preparadas y su barco cargado de proyectos. Sepamos un poco más de su historia.

Nacido en Barcelona y residente en Calafell (Tarragona), Carlos es diplomado en Relaciones Laborales; no llegó a licenciarse en Historia y Económicas, carreras que comenzó por ese afán de atesorar conocimientos, sean de números o letras. Además del castellano, habla correctamente catalán, inglés e italiano. Está casado con una leonesa desde hace 34 años y es padre de dos hijos, un ingeniero que le ha dado dos nietos, y un químico. Trabajó 14 años por su cuenta -como financiero, contable, asesor fiscal y graduado social-, en la comarca en la que vive. Fue una época buena, de intensa actividad económica, que se traducía en muchos clientes y jornadas de trabajo de 14 horas… ¡benditas 14 horas! Pero en 2008, llegó el batacazo. La burbuja del ladrillo se desinfló de golpe y arrastró a todos los demás sectores. La gente dejó de ir a los bares, de comprar muebles y electrodomésticos y la cesta del supermercado se redujo a lo indispensable. Sus clientes se vieron obligados a echar la persiana a sus negocios: un calco de lo ocurrido en cualquier lugar de España. Carlos buscó trabajo por cuenta ajena y lo encontró como jefe de contabilidad en una fábrica de mantelería y ferretería; después, se convirtió en director financiero de una empresa alemana de maquinaria. Pero la crisis se llevó los dos empleos. Eso ocurrió hace un año. Luego, dos meses aquí organizando un departamento financiero, unas semanas allá asesorando en temas laborales… cosillas para ir tirando. Desde el pasado mes de marzo no le ha vuelto a salir nada.

¿Pero cómo empezó Carlos su blog del parado? "Hace años, cuando arrancó internet, escribí un libro recopilando todo aquello que me enviaban y poniendo de mi parte. Después me animé con una novela, pero no acabé de encontrar el tiempo para seguir. Un día vinieron mis hijos a comer a casa y estaban hartos de que mi mujer hiciera el menú de los domingos. Yo pensé: 'pues no tiene que ser tan difícil esto de cocinar'. Miré por internet y vi cómo se hacía la paella y me puse a ello. Quedé tan contento, y mi familia también, que pensé que eso había que contarlo. Luego me fui liando porque quería contar más y más cosas… Quería denunciar la situación del parado, la indefensión que tenemos, lo solos que estamos. Que la familia que antes te llamaba día sí, día no, ahora no te llama. Que los que parecían amigos, desaparecen. Que llegar a fin de mes es casi imposible. Que si tienes algún proyecto te desaniman. De alguna forma, el blog funciona como una válvula de escape: una forma de encontrar trabajo, pero también como una denuncia".

Más de 5.000 seguidores

Lo que detalla Carlos en su bitácora debe de gustar, porque no deja de sumar seguidores: tiene ya más de 5.000. Quizás sea la sencillez de su estilo o su habilidad para convertirse en narrador de lo cotidiano, de los sinsabores y las alegrías de un hombre en paro, uno más de esos cinco millones largos de compatriotas que quieren trabajar y no pueden. «Escribo de lo que sucede en el día a día y de lo que observo a mi alrededor. De la situación que nos rodea, de mi mujer, de mis hijos, de mis recuerdos, de los esfuerzos en buscar trabajo, de la soledad que tengo muchas veces…».

Con su experiencia profesional, Carlos busca trabajo como contable, responsable financiero, técnico de nóminas, fiscalista, jefe de personal… "Cuando trabajas por tu cuenta, dentro de mi sector, hay que hacer de todo, desde un recurso por una multa de aparcamiento hasta analizar un balance y confeccionar el Impuesto de Sociedades".

Mientras llega esa llamada, él y su mujer viven razonablemente felices, aunque con austeridad cartuja. "Procuramos no gastar tanta luz, utilizar el agua estrictamente necesaria para la ducha diaria y el aseo personal, de la ropa y de la casa. Con 15 euros de gasolina hay que pasar la semana, y para conectarme a Internet voy al despacho de un amigo que me deja las llaves y puedo escribir desde allí. ¿Salir? Poco, claro. Eso sí, mi mujer y yo paseamos mucho, que es muy sano. Hemos dejado de sentarnos en una terraza, de ir a comer fuera los fines de semana o de salir con el coche". Su único 'lujo', el par de euros semanales que invierten en los Euromillones. Y alimentar las neuronas a base de leer todo lo que cae en sus manos. Lo último, 'Los ojos amarillos de los cocodrilos', una novela llena de risas y de lágrimas, como la vida misma… como su blog.