choques étnicos

Miles de personas cruzan la frontera con Uzbekistán para escapar de la ola de violencia que sacude Kirguistán

El Gobierno provisional moviliza a ciudadanos de hasta 50 años ante la imposibilidad de restablecer el orden en el sur del país

MOSCÚ Actualizado: Guardar
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Más de 75.000 uzbekos residentes en el sur de Kirguistán han cruzado la frontera con Uzbekistán, en su mayoría mujeres, ancianos y niños. Entre ellos había personas con heridas de bala, según ha informado un portavoz del ministerio de Situaciones de Emergencia uzbeko.

El Gobierno de Kirguistán se ha visto obligado a movilizar a ciudadanos de hasta 50 años sujetos al servicio militar ante la imposibilidad de restablecer el orden en el sur del país, donde los choques entre kirguises y uzbekos han dejado al menos 113 muertos y más de 1.400 heridos en los últimos tres días.

"No movilizaremos a todos, sólo a aquellos con experiencia al servicio de las fuerzas del orden, familiarizadas con el uso de un arma y que gocen de autoridad", ha precisado el ministro de Defensa del Gobierno provisional, Ismaíl Isákov, quien ha agregado que las autoridades se han visto obligadas a adoptar esta medida ante el insuficiente número de efectivos para estabilizar la situación en las regiones sureñas de Osh y Jalal-Abad.

Un primer grupo de voluntarios, compuesto por veteranos de las estructuras de seguridad del país, tiene previsto dirigirse en breve al sur del país para cooperar en la estabilización de la situación, en respuesta al llamamiento hecho la víspera por el ministerio del Interior.

Desbordado por la ola de violencia étnica en el sur, el Gobierno kirguís solicitó ayer a Moscú el envío de fuerzas de paz, pero Rusia dijo no ver aún condiciones para participar en el arreglo al tratarse de un asunto interno de Kirguistán, aunque sí se comprometió a prestar asistencia humanitaria.

Mientras, la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa ha anunciado el envío a Kirguistán de su representante especial, el vicepresidente de la cámara baja del Parlamento kazajo, Zhanibek Karibzhánov, y del director del centro de prevención de conflictos del secretariado de la OSCE, Herbert Salber. Ambos viajaron ya en abril al país tras los sangrientos choques entre manifestantes antigubernamentales y las fuerzas de seguridad kirguises que llevaron al derrocamiento del presidente Kurmanbek Bakíev y dejaron en el país 84 muertos y más de 1.500 heridos.

Cruce de acusaciones

En tanto, desde Bielorrusia, donde se encuentra refugiado, el depuesto presidente ha negado su supuesta relación con los disturbios en el sur de Kirguistán y ha hecho un llamamiento a "emplear todos los esfuerzos para poner fin al derramamiento de sangre".

La presidenta interina kirguís, Rosa Otunbáyeva, ha denunciado que los enfrentamientos entre kirguises y miembros de la minoría uzbeka han sido provocados precisamente por los partidarios de Bakíev, y diversos testigos han asegurado que familiares del ex presidente participan activamente en los disturbios.

El derrocado líder kirguís ha comentado que "Kirguistán se encuentra al borde de su existencia como estado" y que "mueren personas y ninguno de los representantes de las autoridades actuales está en condiciones de protegerlas". "En vez de movilizar todos los recursos necesarios para limitar el conflicto, los representantes del Gobierno provisional se dedican a dar entrevistas y convocar ruedas de prensa para calumniarme a mí y a mi familia y culparnos de los disturbios en el sur", ha denunciado.

Por otro lado, el Gobierno provisional se ha visto obligado a implantar en toda la región de Jalal-Abad el estado de excepción y el toque de queda entre las seis de la tarde y las seis de la mañana hasta el próximo día 22, mientras que en la ciudad de Osh y en dos distritos de esa región la medida se ha ampliado a las 24 horas del día.

Todo esto se produce mientras continúa llegando ayuda humanitaria procedente de diversos puntos del país así como de Rusia para las zonas afectadas, donde los establecimientos y mercados permanecen cerrados como consecuencia de los disturbios.

Mañana está previsto que los secretarios de seguridad de los países miembros de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva celebren consultas para "elaborar medidas colectivas de reacción", según ha anunciado Tatiana Timakova, portavoz del presidente ruso, Dmitri Medvédev. Forman parte de esta organización Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguizistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán.