arte escénico

Sam Mendes desencadena su tempestad

El realizador británico apuesta por la escena mientras supera su separación de Kate Winslet y la suspensión del rodaje de la nueva entrega de 007

MADRID Actualizado: Guardar
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Sam Mendes estrena hoy en el Teatro Español La tempestad, un montaje basado en la obra de William Shakespeare que se podrá ver en el escenario madrileño hasta el 9 de mayo y que forma parte del Bridge Project, una iniciativa transatlántica que une al londinense Old Vic y a la neoyorquina Brooklyn Academic of Arts para mayor gloria del 'Bardo de Avon'.

Con intérpretes como Stephen Dillane -ganador del premio Tony por The Real Thing-, Michelle Beck, Ron Cephas Jones, Thomas Sadoski, Juliet Rylance y Christian Camargo en el reparto, la obra explora las intrigas políticas tejidas en torno a Próspero, duque de Milán que ve cómo su hermano Antonio le arrebata su puesto, lo que desencadena una explosión de furia. Gracias a la ayuda de seres invisibles a medio camino entre los dioses y los hombres, elabora un sortilegio con el fin de vengarse. Sin embargo, acaba perdonando a sus enemigos y permitiendo el matrimonio entre su hija Miranda y Ferdinando, el hijo del rey de Napoles.

Enfrascado en este proyecto, Sam Mendes ha tenido poco tiempo para pensar en Kate Winslet, la mujer con la que se casó en 2003 y de la que se ha separado recientemente. También le ha servido como 'anestésico' ante la suspensión del rodaje de la nueva entrega de James Bond, que iba a dirigir antes de que los problemas económicos de la Metro Goldwyn Mayer dejasen sin fecha el regreso del Agente 007, quedando su agenda cinematográfica en blanco.

Talentos de ambos lados del Atlántico

Se trata del segundo desembarco del Bridge Project en Madrid, después de que el año pasado actores como Ethan Hawke (Gattaca) o Rebecca Hall (Vicky Cristina Barcelona) representasen otras dos joyas de Shakespeare, El jardín de los cerezos y Cuento de invierno, con un extraordinario éxito de público -más de 160.000 euros recaudados- y de crítica. Para esta ocasión, Mendes, el oscarizado director de American Beauty, ha elegido Como gustéis, una obra que ya llenó el patio de butacas del Español entre el 29 de abril y el 2 de mayo, y La tempestad.

Los orígenes del Bridge Project se remontan a 2002, cuando Sam Mendes llevó al Donmare Warehouse de Londres dos textos clásicos: Tío Vania, de Chejov, y Noche de reyes, de Shakespeare. Poco después, las trasladaba al Harvey Theatre de la Brooklyn Academic of Arts. Fue así como el realizador británico -que se inició en la escena a finales de los años ochenta y que formó parte de la Royal Shakespeare Company- comenzó a elucubrar la idea de articular un cauce para que artistas procedentes de ambos lados del Atlántico se beneficiasen mutuamente de sus conocimientos y talentos.

Mendes encontró al perfecto aliado para llevar a buen puerto su propósito en la figura de Kevin Spacey, al que había convertido en una suerte de Humbert Humbert atrapado por la moderna ‘lolita’ Mena Suvari en American Beauty. El protagonista de Beyond the Sea había debutado en el teatro con una obra de Shakespere (Enrique IV) y desde 2004 desempeñaba el puesto de director artístico del Old Vic de la capital británica. La tercera pata del proyecto sería Joseph V. Melillo, productor ejecutivo de la Brooklyn Academic of Arts (BAM) desde 1999. Caro Newling, viejo colaborador de Mendes, completaría el póker de ases necesario para poner en marcha la idea.

En 2009 comenzaba a funcionar el Bridge Project, representando un programa doble de obras clásicas con el que la compañía recorrería el mundo. El jardín de los cerezos y Cuento de invierno fueron las elegidas para la puesta de largo de una iniciativa que pasó por escenarios como el Singapore Repertory Theatre, el Ruhrfestspiele Recklinghausen alemán o el The Edge Performing Arts Centre neozelandés y que culminó en el Athens & Epidaurus Festival griego.

Otro año de vida

Este año, las representaciones arrancaron en enero en Nueva York y finalizarán en agosto en Londres. En el camino habrán quedado Hong Kong, Singapur, París, Madrid, Recklinghausen (Alemania) y Amsterdam.

Un periplo que viene a demostrar el apego de Sam Mendes, un director que siempre ha resaltado que sus películas más comerciales no son sino una forma de conseguir financiación para otras aventuras más personales, hacia el teatro. No es extraño ya que este cauce de expresión le viene como anillo al dedo a un realizador que encontró en él a su primer amor y que no se muestra dispuesto a abandonarlo. De momento, ya ha confirmado que el Bridge Project contará con otro año de vida.