Familia

Las reglas básicas para no convertir un maravilloso día de playa en una auténtica pesadilla

Consejos útiles para disminuir el riesgo de perder a los pequeños en la playa

En agosto, son habituales las aglomeraciones en las playas de Cádiz LA VOZ

Mª S. J. Cabrera

En agosto, cuando el calor es insoportable en casi todos los lugares de España, las playas de Cádiz se abarrotan y cuando se va con pequeños, es bastante probable acabar con alguno de ellos en el módulo central de la playa. Para evitar este disgusto , para el pequeño y para los padres, hemos querido incidir en unos cuantos puntos básicos que si se llevan a cabo, reduciremos considerablemente la posibilidad de acabar en una de esas odiseas playeras.

No hace falta más que unos pocos segundos de distracción para que los más pequeños de la familia se desorienten y no sepan donde se encuentran. «Nos dijo que iba a la orilla y volvía corriendo, y en un segundo lo hemos perdido de vista» . Esa es la frase más escuchada en el módulo central de las playas de la provincia de Cádiz cuando algún familiar va a recoger a alguno de estos menores.

Cuanto más numeroso es el grupo de familiares que va a pasar el día de playa, más probabilidades hay de que alguno de los pequeños termine perdido. Cuanto más gente hay, más nos relajamos pensando que ya otro vigilará por tí. Y solo cuando ya ha ocurrido la pérdida, es cuando nos preguntamos por qué ha pasado, y además, solemos hacer caso omiso del cómo evitarlo . Es básico llevar a cabo un ejercicio de observación, recapacitación y detección del porqué, de forma que la persona deduzca como evitarlo la próxima vez.

Una simple carrera juguetona o hacer un castillo en la arena mientras los mayores charlan sentados en las hamacas puede convertir el día de playa en una auténtica pesadilla, cuando al mirar a nuestro alrededor no encontremos a nuestros niños. Afortunadamente, las playas gaditanas cuentan con un servicio de megafonía que facilita encontrar a los pequeños que se pierden todos los días .

El color del bañador, el nombre y la edad suelen ser los datos que se comunican para poner en marcha la búsqueda del menor extraviado. Habitualmente, los niños que se pierden en la playa son recogidos por los bañistas que los llevan al puesto de salvamento más cercano. Los de cuatro a ocho años son los que se pierden con mayor facilidad. Las medidas básicas para reducir al máximo las posibilidades, como utilizar pulseras identificativas, las encontramos en este vídeo.

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