Entrada al juicio de los Camchimbas esta mañana en los juzgados de jerez
Entrada al juicio de los Camchimbas esta mañana en los juzgados de jerez - F.Jiménez
TRIBUNALES

Los peritos descartan que los Cachimbas sufran patologías mentales graves

Según los médicos, los hermanos Venegas padecen trastorno de la personalidad que puede estar ocasionado por sus adicciones a las drogas y el alcohol

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Son problemáticos para algunos, peligrosos para otros. Lo saben de sobra desde hace tiempo en Puerto Serrano. Cuentan con un rosario de antecedentes. Pero una vez sentados en el banquillo se va más allá. Se indaga en los motivos y en las circunstancias que les han llevado a delinquir. Es necesario conocer más para poderlos juzgar. Por eso este miércoles los Cachimbas se enfrentaban quizá a una de las sesiones (mañana continuará) que más calado puede tener en la decisión final. Las lesiones que produjeron y, sobre todo, si las hicieron de forma intencionada, voluntaria, distinguiendo el bien del mal de manera lúcida o, por el contrario, provocadas por algún tipo de perturbación mental.

La tercera sesión del juicio a los hermanos Venegas por el asalto a la Jefatura de la Policía y por la agresión a tres agentes, la más grave a Juan Cadenas, se ha centrado en estas valoraciones.

Por este motivo quizá los Cachimbas, sobre todo Jorge, el menor de los procesados, se han mostrado más nerviosos de lo habitual. Ya antes de sentarse mascullaba y se quejaba de que un cámara y un fotógrafo autorizados estuvieran tomándole imágenes. «¿Soy yo un violador? Ni a los violadores los sacáis tanto», decía. Hasta que después de interrumpir en varias ocasiones a los médicos era expulsado por el juez de la sala.

Pero, al margen de su conducta, lo que sí tendrá en cuenta el tribunal es si tanto él como sus hermanos tienen alguna patología grave que les marque la imputabilidad, es decir que no se les pueda condenar. Y, eso, es de lo que han hablado los dos médicos de familia que les han atendido en Puerto II. Según han asegurado estos facultativos, los reclusos son valorados por el psiquiatra del Clínico de Puerto Real y ellos siguen de manera escrupulosa sus indicaciones. Jorge no tiene diagnosticada ninguna ezquizofrenia ni bipolaridad. Lo que padece es un trastorno antisocial de la personalidad que, puede agudizarse por su adicción al alcohol, el cannabis y la cocaína y que le ha llevado a ser trasladado varias veces de prisión por su inadaptación. Pero ni él ni Pedro ni José están dentro del programa específico de prisiones de enfermos mentales graves. De hecho, sólo existen 12 casos entre una población reclusa de más de 300 presos. «El comportamiento que han tenido estos dos años en prisión no es de enfermos mentales agudos y así lo descartó el psiquiatra».

Pero aún así, y según ha indicado el facultativo en la vista, Jorge les exigía que se le recetara como tratamiento exclusivo las benzodiacepinas, que «estaba habituado a conseguir». El médico ha explicado que no se las proporcionaban, a pesar de su enfado, ya que este componente está incluso contraindicado para su patología.

En el caso de Pedro, el mayor de los procesados y el presunto autor de haber apuñalado con un cristal a Juan Cadenas, los médicos han descartado también una patología mental severa. Sí han hablado de la grave adicción que este procesado tiene al alcohol, el cannabis, la cocaína y la heroína y que le mantiene, como a sus hermanos, medicado. Un hecho que ya reconoció el primer día el investigado cuando aseguró que el 17 de enero estuvo «todo el día fumando droga». Uno de los facultativos ha indicado que esta adicción puede provocar un cambio en la conducta pero no le ha afectado de manera grave como patología mental. Los médicos han matizado que sus informes no se refieren a la noche de los hechos sino al ingreso posterior en la cárcel de éstos.

Una de las consideraciones más intesantes en cuanto a la voluntad de los acusados ha sido la evaluación médica sobre las autolesiones que se provoca Pedro. Se las hizo aquella noche y el día anterior. Según el médico cuando se autolesiona siempre se provoca heridas superficiales, sin gravedad. «Son manipulativas», ha precisado, se las hace «para conseguir alguna cosa o llamar la atención».

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