«En mi casa bromeaban con que sería la primera, pero no creí que pudiera»

A las nueve de la mañana, como un reloj, Inés Sánchez Romero, estudiante del IES Alvar Núñez de Jerez, conocía su nota de Selectividad: 13,9. Apenas una décima la separan de la máxima puntuación, pero va holgada para entrar en cualquier carrera que elija. Y lo tiene claro: hará Biotecnología. Hace un año que lleva dándole vueltas a este grado y desde principios de curso sabía que le haría falta un buen expediente para entrar. El próximo lo hará en Sevilla, en la Universidad Pablo de Olavide, donde en unos días entregará la preescripción.

«Ha sido una sorpresa. No podía esperarlo», admite esta jerezana, que dice haber conocido la nota por su padre. «Me ha despertado gritando, llevaba desde las nueve intentando entrar y cuando la ha visto, ha venido corriendo», asegura.

Su familia ya está acostumbrada a que saque buenas notas e incluso han bromeado estos días con la posibilidad de que fuera la primera, pero Inés asegura que no llegó nunca a tomarlos en serio. «Me esperaba una buena puntuación, pero no ser la primera y hoy lo miraba y no me lo creía».

Esta joven no tiene dudas sobre la titulación en la que quiere matricularse. «Hace un año que me decidí, porque siempre me ha gustado mucho la investigación y su aplicación a la medicina», cuenta. Sueña con diseñar vacunas y encontrar cura a enfermedades, un campo difícil que afronta con mucha ilusión. «Me dicen que es un grado duro, pero estoy dispuesta a esforzarme lo máximo».

La felicidad la comparte hoy con el resto de sus compañeros que han formado un magnífico grupo durante estos dos años de Bachillerato. Asegura que al menos siete alumnos de su clase están por encima del 13, un auténtico récord. «Nos hemos apoyado mucho, tanto en lo académico como en lo personal y los profesores del Alvar Núñez se han volcado», dice agradecida. En este tiempo no ha tenido grandes dificultades para sacar las asignaturas, aunque quizá costaba más trabajo ponerse con las de letras, admite. Y es curioso, porque no ha bajado del 9,5 en esas materias. Sin embargo, reconoce que le atraen mucho más las prácticas, las mates y la Biología.

Ella es una más de esta última remesa de la Selectividad, un proceso que han afrontado con más presión que el resto. «Hemos ido sabiendo que es la última oportunidad, porque el año que viene no se harán más exámenes, ni siquiera para subir nota», asegura. Y esa presión ha debido de calar en el alumnado que ha obtenido las mejores calificaciones de la historia, con un porcentaje de aprobado de casi el 98%.

Una vez superadas las pruebas admite que «poder hacer la Selectividad ha sido un alivio, porque no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar el próximo año». Con su expediente es posible que tampoco tuviera problema, aunque «siempre es mejor ir sobre seguro», reconoce. Por delante le queda todo un verano para disfrutar de la familia y de su ciudad. El próximo año se traslada a Sevilla y está a la espera de ver qué deciden sus amigas para elegir entre piso o residencia.