Ingenieros coreanos supervisando el corte de chapa de los petroleros en Puerto Real
Ingenieros coreanos supervisando el corte de chapa de los petroleros en Puerto Real - Víctor López
INDUSTRIA NAVAL

La obra de los petroleros topa con los primeros contratiempos

La falta de formación y el precio a la baja de los primeros contratos de producción ponen en riesgo el buen desarrollo del programa

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La falta de formación y el bajo coste de los contratos de obra amenazan en estos momentos la construcción de los primeros petroleros en el astillero de Puerto Real. El tiempo se echa encima y Navantia no dispone aún de los refuerzos anunciados para asumir la carga de trabajo y poder cumplir así con los plazos de ejecución del programa.

Los talleres de cabecera de la factoría siguen cortando bloques de chapa para el ensamblaje de las primeras secciones. Se prevé que a mediados del mes que viene se coloquen en el dique las primeras estructuras para iniciar la soldadura y es, precisamente, en ese proceso donde se ha fallado. Navantia necesita personal cualificado y formado para absorber la producción, sin embargo, la mano de obra especializada no llega.

Al problema de la formación se acaba de sumar el bajo coste de la obra. La inversión no resulta atractiva para los intereses de la industria auxiliar. Navantia ha sacado a concurso la adjudicación de varios paquetes, pero solo ha logrado adjudicar uno de ellos.

Preocupación entre la plantilla

Este escenario preocupa al comité de empresa de Puerto Real, que ha solicitado una reunión con la dirección del astillero para evaluar el impacto de estos contratiempos. Por ahora, la empresa no se ha pronunciado, mientras que el clima de incertidumbre crece entre la plantilla a medida que se van cumpliendo etapas en los talleres y la faena empieza a derivarse al dique.

Formación y bajo coste. Se trata de las dos expresiones más repetidas en el sector naval de la Bahía desde que la obra de los petroleros arrancó de forma oficial en el astillero de Puerto Real el pasado 25 de abril.

Los contratos de obra que ofrece Navantia no son atractivos para la industria auxiliar por su escasa rentabilidad

En materia formativa, la situación se enquistó a finales del pasado año cuando se comprobó que la iniciativa desarrollada por la Junta de Andalucía, responsable de los cursos, llegaba con demasiado retraso. La Administración regional, después de un año de trámites, solo ha publicado las bases de una convocatoria para realizar 12 cursos con capacidad para 240 alumnos. Esta primera acción formativa, que agrupa a 20 alumnos por curso, se centra en una formación muy específica para cuatro tipos de soldaduras. Este periódico ha podido saber que la incorporación de esta mano de obra tendrá lugar cuando el programa de los petroleros se encuentre a pleno rendimiento, pero la inquietud surge ahora al comprobar que no se ha publicado aún la segunda fase formativa para el aprendizaje de otras disciplinas.

El presidente del comité de empresa del astillero de Puerto Real, Antonio Noria, critica esta situación y lamenta que Navantia no abandere los cursos de formación. De hecho, el astillero y el propio comité lograron sacar adelante una acción formativa que está dando ahora unos resultados muy satisfactorios. El astillero cuenta con 57 trabajadores, menores de 31 años, que se han incorporado a la factoría como mano de obra en prácticas. Provienen de la Formación Profesional. Noria se pregunta por qué se han delegado los cursos de formación en la Junta cuando Navantia y su industria auxiliar tienen recursos para asumirlos.

La otra cara de la moneda la presentan, precisamente, las empresas. LA VOZ ha podido saber que las necesidades de formación urgente atañen a unas 1.200 personas del sector, ya que es la mano de obra que se necesitará en breve para abordar la construcción de los cuatro petroleros. De hecho, el astillero prevé que el ensamblaje de los primeros bloques de los petroleros se inicie este verano. De esta forma comenzará una carrera contrarreloj para culminar la obra de estos buques en los 24 meses pactados con el grupo vasco Ibaizábal, responsable del proyecto. Por tanto, las cifras de formación previstas no cuadran con las necesidades reales y urgentes de incorporación al tajo.

Corea marca el paso

El segundo factor que ha puesto en jaque la ejecución de la obra es el bajo coste de sus contratos. Como se recordará, Navantia vuelve a la construcción de grandes barcos tanqueros después de veinte años de ausencia. Los astilleros públicos abandonaron este trabajo a finales de los noventa en favor de la construcción militar y forzados también por las sanciones de la Unión Europea al considerar que hubo competencia desleal en sus trabajos como constructora naval civil. Finalmente, las aguas han vuelto a su cauce y el castigo europeo (Tax Lease) ya se ha levantado. Sin embargo, ha necesitado de un socio estratégico para volver a esta actividad con honores.

La construcción de cuatro petroleros, con opción de un quinto, para el Grupo Ibaizábal ha significado la puesta en marcha de una nueva fórmula de negocio para Navantia. Así, ha buscado la alianza del astillero coreano de Daewoo para sacar adelante la obra. Pese a todo, es Corea quien pilota el proyecto, ya que son los asiáticos los titulares de la patente tecnológica y proveedores de los bienes de equipo. De hecho, una amplia delegación coreana se encarga de supervisar los trabajos que se llevan a acabo en Puerto Real.

La Junta aún no ha publicado las bases de la segunda fase de formación especializada

Ante esta situación, los precios de la obra vienen prácticamente marcados a la baja por Corea. La Sociedad Española de Participaciones Industriales, (SEPI), organismo del Ministerio de Hacienda que controla a las empresas públicas del país, como es el caso de Navantia, expresó sus reticencias a este contrato ya que no generaba, valor añadido a la industria naval española y entrañaba unos costes muy ajustados para una rentabilidad aceptable. Finalmente, el enfrentamiento entre la dirección de Navantia y la SEPI se salvó con la firma definitiva del contrato en julio de 2015.

El acuerdo tuvo todas las bendiciones del Gobierno de la nación, que vio más positivo contar con carga de trabajo para Cádiz que perder una oportunidad por cuestiones de precios y rentabilidad.

Finalmente, los costes están pasando factura o, al menos, son un problema que se tendrá que superar para poder cumplir con el plazo de ejecución. Navantia ha sacado a concurso varias secciones de los barcos, sin embargo, la industria auxiliar, principal interesada, no ha pujado por ellos. Los empresarios reconocen que el precio de salida es poco atractivo y está por debajo de sus costes.

De momento, sólo se ha adjudicado uno de los encargos que se van a subcontratar por un valor de 8,57 millones de euros. El segundo anuncio de licitación salió bajo el nombre de ‘Trabajos de fabricación de acero buques Suezmax’ e incluye varias modalidades de bloques. El montante total asciende a 49,8 millones de euros, pero Navantia no ha encontrado ninguna empresa que haya presentado una «oferta adecuada».

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