SOLEDAD DE LOS MAYORES

«Lo que más duele a los mayores es el olvido voluntario de sus hijos»

Eugenia Freire lleva cuatro años de voluntaria en Cruz Roja atendiendo a los mayores; reconoce que es algo que «engancha»

ANDRÉS G. LATORRE

Si sé que vienes a las cuatro de la tarde empezaré a ser feliz desde las tres», le dijo el zorro al niño en ‘El Principito’. Lo mismo escuchan de manera constante los 245 voluntarios con los que cuenta Cruz Roja en la provincia de Cádiz en el Servicio de Acompañamiento a Mayores .

Incluso cuando los ancianos no esperan visita sino, simplemente, una llamada. «Ya esperaba que me llamaras, ¿cómo estás?» escucha desde hace cuatro años Eugenia Freire , voluntaria de Cruz Roja. Se inició en este servicio tras llegar de Ferrol y no sospechaba todo lo que le iba a aportar. « Es algo que engancha ; yo al principio pensaba que no podría hacerlo, pero te das cuenta de que por poco que les des a ellos les aportas mucho».

Un enganche que da satisfacciones pero demanda mucho corazón . « Tratas de que no te afecte, pero es imposible ; cuando hablas con una señora que te dice que tiene seis hijos y que está completamente sola te queda un malestar todo el día, o cuando le dices que tiene que comer más fruta y productos frescos y te responde que o no puede bajar a la calle por salud o que la pensión no le alcanza ».

«Tratas de que no te afecte, pero tratar con alguien que se encuentran tan mal te deja tocada todo el día»

Hay que recordar que, en la provincia de Cádiz, 2.411 personas se benefician de los servicios de atención de estos voluntarios, que el año pasado les dedicaron 6.851 horas de atención . Una atención que suele ir dirigida, como explica la propia Freire, «a acompañarles para ir al médico, o a hacer una gestión o, en la mayoría de los casos, simplemente hablar».

Las historias que se esconden detrás de las 6.851 horas guardan 411.060 minutos de soledad, 24.663.600 segundos de preguntarse « por qué sus hijos no se acuerdan de ellos , que es quizá lo que más les duela». La situación le es tan conocida a los voluntarios como dolorosa a los mayores. Freire relata cómo en las llamadas telefónicas a los abuelos (Cruz Roja presta el servicio bien de acompañamiento bien de asistencia telefónica con llamadas semanales a los usuarios) les repiten «que los hijos que vienen les hacen la visita del médico , de cinco minutos y adiós, de que cuando les llaman por teléfono se les nota a los dos minutos que quieren colgar y de que incluso no quieren dar detalles de sus vidas para que sus padres no les pregunten y la conversación no dure mucho».

Por su experiencia, quienes peor llevan la soledad son los miembros del sexo débil, los hombres , a los que una vez que han enviudado les cuesta más levantar cabeza. «Muchos han tenido a su mujer en cama desde años, pero no se resignan a haberla perdido». Para los voluntarios, l o más duro es el deterioro que comprueban en los mayores cuando van pasando los años , «en especial si les han detectado alguna enfermedad».

Cuando usted lea este reportaje habrá más de dos mil mayores en la provincia que esperarán a que llamen al timbre, o al teléfono, esos hijos de la guarda con un peto rojo y ganas de ayudar a los demás. « Hola Eugenia, ya te esperaba, qué alegría ».

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