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Juan Cadenas llega a la sede de la Audiencia acompañado por su esposa y entre aplausos y ánimos de sus compañeros - F. Jiménez
TRIBUNALES

«Estaban convencidos de que lo habían matado»

Los guardias civiles que entraron a por los Cachimbas cuando se atrincheraron en su casa relatan cómo les amenazaban y les decían que se los iban a «cargar» igual que a Juan Cadenas

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Puerto Serrano. Noche del 17 de enero de 2015. Calle Tajo. Guardias civiles y policías locales acuden a por los Cachimbas. Les avisan de que tres de ellos acaban de asaltar la Jefatura del pueblo y, tras herir «con extrema violencia» a un agente, se han atrincherado en la casa familiar. Al principio cuando llegan no saben si están o no. Está todo oscuro. Apagado. De camino sí se han encontrado el Golf de llantas rosas con el que han huido estrellado contra otros coches aparcados. Una vez en la puerta, llaman pero nadie contesta. Hasta que empiezan a hacerlo. «Comenzaron a caer piedras, ladrillos, losas enteras». Los cuatro agentes que han declarado en la segunda jornada del juicio que se sigue en la Audiencia a los tres hermanos Venegas han coincidido en relatar cómo aquella noche la detención de los procesados se convirtió en una «auténtica lucha».

«Era una lluvia de piedras». Según han indicado, durante la hora que tardó en llegar la unidad especial de unos 40 agentes de los GRS de la Guardia Civil de Sevilla, no cejaron de lanzarles «de todo» desde la azotea para impedir que se acercaran. Dos de ellos, previsiblemente Pedro, el mayor, y Pepe, eran los que estaban arriba, según los testigos. Desde una tercera planta lanzaban «material de obra como para tres casas». «La calle estaba llena de trozos de terrazo», ha confirmado otro de los agentes de que participó en la inspección ocular. «Aunque éramos bastantes no teníamos medios suficientes para contener aquello», ha explicado. Por lo que se pidieron refuerzos.

«Fue imposible dialogar»

También llovieron las amenazas. «Nos gritaban de todo. Intentábamos dialogar, llegar a un acuerdo, pero no había manera. Era imposible», ha explicado otro de los guardias civiles que actuó aquella madrugada. «Nos decían que ya se habían cargado a uno y que podían con más». Porque, según mantienen, los Cachimbas creyeron que habían matado a Juan Cadenas. «Estaban convencidos de eso... 'Me vais a matar pero antes me llevo a otro de vosotros por delante', nos gritaba uno de ellos». También atemorizaban con tener «muchas armas». Una de ellas, una escopeta de caza. Según la Guardia Civil durante el operativo confirmaron que el padre de los procesados tiene licencia de cazador por lo que la chulería tomó otro color. «No podíamos entrar porque no sabíamos con qué nos podíamos encontrar».

La tensión no se relajó en ningún momento. Uno de los agentes ha contado cómo resultó herido en una pierna al acercarse a intentar mediar. «Pude esquivar una de las piedras. Iba a mi cabeza pero al romperse en el suelo me impactó». Así durante aproximadamente unas seis horas cuando finalmente fueron detenidos a pesar del intento de alguno de ellos de escapar de allí. «Jorge saltó por las azoteas pero al final se le pudo coger en una casa de al lado».

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